El hotel del Algarrobico. :: BARBA. AFP
ANDALUCÍA

El Algarrobico no se derribará hasta que no se pronuncie el Supremo

La consejera de Medio Ambiente reconoce que el derecho de retracto que va a ejercer la Junta es una «apuesta arriesgada y valiente»

SEVILLA. Actualizado: Guardar
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La consejera de Medio Ambiente, María Jesús Serrano, explicará hoy cómo va a proceder la Junta de Andalucía en el derecho de retracto para la apropiación de los terrenos en los que se asienta el hotel del Algarrobico, pero ayer avanzó que este se derribará «cuando haya plena seguridad jurídica». Es decir, no habrá derribo de la mole hotelera hasta que el Tribunal Supremo se pronuncie sobre los recursos de la empresa promotora en el litigio de la propiedad pública del suelo.

Serrano, en declaraciones a la cadena Ser en la mañana, vino a rebajar las expectativas generadas cuando el día antes el consejero de Presidencia, Manuel Jiménez Barrios, anunció que la Junta inscribiría los terrenos a su nombre como primer paso para el derribo del hotel, empezado a construir en 2003 y cuyas obras fueron paralizadas en 2006. ?

Fue este año cuando la Junta dándose cuenta de la barbaridad construida quiso dar marcha atrás y ejerció el derecho de retracto sobre la propiedad, aferrándose a que los terrenos habían sido objeto de una transmisión patrimonial en 1999 sin que los compradores lo comunicaran a la administración autonómica como es preceptivo por tratarse de un espacio protegido. Azata, empresa promotora y propietaria, recurrió al Tribunal Supremo.

Serrano admite que la situación sigue siendo precaria, pero justifica que la Junta dé el paso de inscribir los terrenos a su nombre para evitar que la empresa siga construyendo, una vez que el TSJA le ha dado vía libra el declarar que la licencia de obra es legal. La consejera de Medio Ambiente, que dijo no compartir ni comprender la sentencia última del TSJA, reconoció, no obstante, que el derecho de retracto y la inscripción de los terrenos a nombre de la Junta es «apuesta arriesgada y valiente».

Serrano explica este paso como una formalidad que tiene «como último fin la demolición del hotel y como inmediato que no puedan entrar las máquinas y hacer una transformación o un uso de un suelo que aún no se sabe si es urbano, urbanizable o no urbanizable por la contradicción de las sentencias».

Serrano reconoció que la Junta de Andalucía cometió «errores» en el pasado con esta construcción, ya que en un principio contó con los parabienes tanto de la delegación provincial como del Ayuntamiento de Carboneras, entonces gobernado por un socialista.