Interior del avión de la Fuerza Aérea Española, acondicionado para la repatriación de Miguel Pajares. :: MINISTERIO DE DEFENSA
Sociedad

El ébola llega a España

El hospital Carlos III, de Madrid, azotado por los recortes, es el destino del religioso toledano para recibir un tratamiento paliativo El Gobierno se prepara para acoger al misionero Miguel Pajares

MADRID. Actualizado: Guardar
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España se prepara para la llegada de uno de los virus más letales que existen. Miguel Pajares, el misionero toledano de 75 años infectado por el ébola en Liberia, vio cumplido su deseo de regresar a su país después de permanecer más de cinco décadas ayudando a los más necesitados en África. Una operación de retorno que ha movilizado a los ministerios de Sanidad, Asuntos Exteriores, Defensa e Interior y a la Comunidad de Madrid y que servirá para realizar una prueba de estrés del sistema público ante un virus que se ha cobrado cerca de mil vidas en cuatro países. Junto al miembro de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, el Gobierno ha dado la opción de regresar a Juliana Bonoha Bohé, hermana de las Misioneras de la Inmaculada Concepción y compañera del religioso manchego en el hospital de Saint Joseph, en Monrovia.

Será la misionera quien decida si regresa o permanece en el hospital monroviano. Allí se quedan, como únicos ocupantes del centro médico africano, sus compañeros George Combey y Eugene Osei-Wus, ambos guineanos; la congoleña Chantal Pascaline Mutwameme y la ecuatoguineana Paciencia Belgar, estas últimas contagiadas con el virus. «Queremos que el padre Miguel esté en las mejores condiciones», explicó Mercedes Vinuesa, directora general de Salud Pública. Aunque la responsable ministerial pidió calma y afirmó ayer que se van a seguir de forma estricta los protocolos internacionales en materia de seguridad médica, el Ejecutivo decidió dar la mínima información posible sobre los pasos a seguir para traer al padre Pajares de regreso a España. Desde la base de Torrejón de Ardoz (Madrid) partió un Airbus A310 acondicionado con los medios necesarios para trasladar con seguridad a tres pacientes sin riesgo de contagio. Llegó al aeropuerto internacional de Monrovia a las 18.30 horas (dos horas menos en Liberia).

En el aparato viajaban dos médicos, una enfermera y dos técnicos de la Unidad Médica de Aeroevacuación del Ejército del Aire. Después de evaluar la situación, el avión tenía previsto volver ayer mismo y aterrizar esta madrugada en la base madrileña. Allí, y en las mismas tripas del avión, los responsables de Sanidad Exterior harán un primer chequeo a Pajares antes de desembarcarlo. Después, una ambulancia perfectamente equipada y con la cabina del conductor separada del cuerpo central para evitar el contagio de este virus mortal transportará al cura manchego. ¿A dónde? El Ministerio de Sanidad se negó a anunciar cuál será el alojamiento. Se limitó a señalar que será en la Comunidad de Madrid.

En la sexta planta

El destino más probable de Pajares será el hospital Carlos III, una de las víctimas de los recortes en el mundo sanitario y que ayer trasladó a sus 37 pacientes ingresados. Hasta hace unos meses era uno de los centros de referencia para las enfermedades infecciosas y ahora se ha convertido en un centro de estancia media. Todas sus funciones fueron absorbidas por La Paz, uno de los grandes hospitales de la capital madrileña. Los sindicatos llevan denunciando desde hace meses el paulatino desmantelamiento del centro. Ayer aseguraron que la sexta planta, cerrada desde hace meses, se estaba limpiando y acondicionando para la llegada de Pajares. Además, el secretario de Salud y Servicios Sociosanitarios de UGT, Julián Ordóñez, aseguró que la gerencia del hospital La Paz había informado a los delegados sindicales de las medidas que se iban a tomar y de los recursos necesarios.

Esta zona hospitalaria cuenta con varias habitaciones con atmósfera de presión negativa para evitar que el aire salga. Es una instalación, según destacaron fuentes ministeriales, presente en varios hospitales madrileños con lo que también se puede cambiar de lugar. Cuando Pajares esté ingresado, vivirá en una burbuja. No podrá tener contacto con nadie, salvo los dos profesionales sanitarios -un médico y un enfermero- que serán los encargados de su vigilancia. En total, serán cuatro profesionales que harán turnos de doce horas. Todo el material que se use será desinfectado, aunque es más recomendable incinerarlo para evitar problemas posteriores.

A pesar de las drásticas medidas de seguridad -«la seguridad para todos los españoles está asegurado», llegó a decir Vinuesa-, algunos profesionales sanitarios pusieron en duda la idoneidad del traslado. «Es una cesión política y sanitaria», señaló Daniel Bernabéu, radiólogo en La Paz y presidente de la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (Amyts). Asimismo, aseveró que se le podía «haber prestado a Pajares los mismos cuidados allí que aquí». El tratamiento habitual es paliativo, a base de paracetamol. Pero las instalaciones liberianas y españolas poco tienen que ver.