Economia

La clave está en el valor añadido

SHANGHAI. Actualizado: Guardar
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La fábrica que la marca de móviles china ZTE tiene en Shenzhen desafía la imagen que el mundo tiene de la producción industrial en el gigante asiático. Todos sus empleados cobran muy por encima del salario mínimo, gozan de dormitorios cómodos y de instalaciones de recreo envidiables. Asimismo, tienen garantizado un día de asueto a la semana, y pueden echar una siesta de 30 minutos cada tarde en sus puestos de trabajo.

«Para resultar competitivos sólo hay una salida: la innovación y el aumento del valor añadido de nuestros productos», explica Hou Wenwen, el principal responsable de la planta. «La alta rotación del personal supone un gran costo, y creemos que mejorar las condiciones laborales nos resulta más rentable que estar formando continuamente a los trabajadores».

Sin duda, el sector tecnológico es uno de los que mejor reflejan el vuelco que viven las manufacturas chinas. «La copia de lo que inventan japoneses y occidentales ya no es suficiente», advierte. «El aumento del nivel de vida de la población -añade- es una buena noticia que nos impulsa a dar un paso más en la escala del valor añadido».

Las estadísticas dejan en evidencia que lo están consiguiendo: aunque el volumen de exportaciones cae constantemente, su valor también aumenta. «El Gobierno está incentivando que las empresas sigan el mismo camino que recorrieron antes Japón, Corea del Sur, o Taiwán. Y esa es realmente una buena idea», sentencia Hou.