Editorial

Carga de trabajo para astilleros

La firma del contrato para la construcción de los dos BAM inyecta oxígeno a Navantia para recuperar la actividad y aguantar hasta que lleguen los encargos internacionales

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El último Consejo de Ministros de la temporada, que se celebra hoy, lleva en el orden del día la firma del contrato de construcción de los dos Buques de Acción Marítima (BAM) para la Armada. No ha sido fácil llegar a este punto. La situación de Navantia y sus nulas expectativas de futuro han sido el detonante para que el Gobierno de la Nación fuerce la máquina y recupere las inversiones en materia de defensa, paralizadas desde 2008 por los efectos de la crisis. El Ejecutivo de Rajoy ha esperado dos años para sanear las cuentas y volver así a invertir en infraestructuras de defensa, en este caso en la mejora y renovación de la flota. La medida supone un espaldarazo a los astilleros públicos, cuya situación era y, de momento, es dramática. El PSOE ha aprovechado la ocasión para reprochar al PP su tardanza en adjudicar este contrato que Zapatero dejó sobre la mesa antes de que el PP asumiera el poder en noviembre de 2011. Ese argumento no es válido. Los socialistas anunciaron un proyecto de BAM que nunca consignaron en los presupuestos. El PP sí lo hace ahora. Las factorías de Navantia llevan dos años paralizadas y su carga de trabajo es mínima. Precisamente en lo que llevamos de año han empezado a cristalizar algunos contratos que estaban en el aire. Así, al contrato de los BAM se suma el anunciado el pasado junio por el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, que ha seleccionado a Navantia para construir las estructuras metálicas y la subestación eléctrica que necesita para sacar adelante su proyecto eólico-marino en Alemania. Este contrato abre la puerta a la diversificación de los astilleros al sector offshore. Navantia ha empezado este año a recuperar el pulso y se espera su mejoría en 2015.