Rajoy y Mas encallan en la consulta pero se prestan a colaborar en lo cotidiano
El presidente catalán sostiene que convocará el referéndum para el 9 de noviembre a sabiendas de que el Gobierno lo recurrirá
Actualizado: GuardarNi uno ni otro se movieron un ápice de sus posiciones sobre la consulta secesionista, pero Artur Mas salió del encuentro con Mariano Rajoy, el primero en casi un año de tira y afloja, con el mensaje optimista de que entre ambos existe un «clima de diálogo abierto» en torno a otras materias, y el presidente del Gobierno hizo saber en un comunicado (no tiene costumbre de comparecer ante la prensa tras las entrevistas con los líderes políticos) que todo transcurrió en un ambiente de «respeto y consideración por ambas partes». Nada de dramas, aunque parezca evidente que en algún momento se producirá una colisión. «Hoy -argumentó el dirigente autonómico- no era el final de nada».
En las tres páginas en las que la secretaría de Estado de Comunicación resumió la larga entrevista, sólo hay dos párrafos sobre el que, sin duda, es uno de los retos políticos de mayor envergadura de cuantos ha tenido que afrontar España en los últimos años. Y ambos están al final. En el primero se explica que Rajoy reiteró a Mas «la posición que explicó públicamente el 12 de diciembre de 2012 al conocer por los medios de comunicación la intención de convocar una consulta de autodeterminación en Cataluña». No vuelve a mencionarla, pero el jefe del Ejecutivo ha dejado claro en múltiples ocasiones que aquel día supuso para él un punto de inflexión porque el presidente de la Generalitat incurrió en una clara falta de lealtad institucional. En el segundo párrafo, reitera que «la consulta es ilegal y que por lo tanto, ni se puede celebrar, ni se va a celebrar».
«Yo tenía una cierta expectativa de que se planteara alguna propuesta para que nosotros pudiéramos analizarla -argumentó Mas durante una comparecencia de casi hora y media, celebrada no en Moncloa sino, por deseo expreso, en la sede de la delegación de la Generalitat en Madrid- pero no ha sido así». Rajoy, que según distintas fuentes es consciente de que existe un serio «problema» territorial (Mas lo llama «conflicto entre Cataluña y el Estado español»), no se plantea siquiera la opción, impulsada por el PSOE, de intentar acometer una reforma tasada de la Constitución que permita conciliar las ansias soberanistas con la unidad de España. Cree que sólo serviría para complicar las cosas.
El jefe del Ejecutivo siempre ha dejado claro, además, que, a su juicio, ha sido el presidente catalán el que se ha metido en un callejón sin salida del que debe salir como entró, sin su ayuda. Mas dio a entender, sin embargo, que desearía que se le lanzara un cable a tierra. «Yo no niego que pueda haber una tercera vía [esto es, una opción distinta de la consulta y del status quo], pero en caso de que la haya la tiene que proponer el Estado», arguyó.
Entre tanto, no existe «plan B». «La consulta es esencial; o se hace o no habrá solución estable», dijo el presidente autonómico. «El pacto fiscal [una fórmula que produzca resultados similares a los del concierto vasco o el convenio navarro] está superado como solución», afirmó también. Su intención, según dijo, es convocar el referéndum para el día 9 de noviembre «a poder ser conforme a un marco legal y a poder ser de acuerdo con el Estado», pero hacerlo en cualquier caso.
Sabe, por lo que ya le ha dado a entender Rajoy, que, si lo hace, el Gobierno recurrirá al Tribunal Constitucional y que éste lo frenará. Pero a partir de ahí no quiere avanzar nada más. Lo que sí aseguró es no temer un conflicto civil. «Violencia en Cataluña no la hay ni tiene que haberla», subrayó.
Normalidad
El caso es que, pese a esta enorme brecha, tanto el jefe del Ejecutivo como el presidente de la Generalitat (lo que es casi más importante) dedicaron buena parte de su reunión a hablar de asuntos que normalizan su relación institucional como máximo responsable de la Administración General del Estado y gobernante autonómico. De hecho, Mas quiso dejar claro que no había acudido a la cita a «quejarse» sino a «proponer», que entiende que hay que hablar de más cosas que de la consulta, por eso acudió a la reunión con un documento en el que se habla de 23 temas, desde la financiación a los servicios públicos pasando por las infraestructuras. «Tenemos que trabajar inteligentemente todos para que unas cosas no afecten a otras -planteó- porque sería absurdo; la vida continúa».
Es ese el terreno al que Rajoy quiere llevar las cosas. Por eso insistió en que es preciso «colaborar» en la que, según su discurso, es la «principal prioridad de los ciudadanos de Cataluña y del resto de España», que es la recuperación económica y la creación de puestos de trabajo.