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Cádiz, la ciudad que deprime

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Echando la vista atrás me vienen recuerdos a mi memoria que están depositados con mucho cariño aunque no estén del todo muy bien ordenados. Éstos, que fueron adquiridos en mi juventud gaditana y veinteañera, serían imposibles almacenarlos hoy en día en nuestra ciudad. Recuerdo tantas noches donde nos juntábamos amigos y amigas en la playa de la Caleta o en la de la Victoria y donde con tan sólo dos guitarras y una bandurria nos llevábamos hasta altas horas de la madrugada cantando carnaval, charlando, bebiendo, divirtiéndonos y algunos hasta amándose. No molestábamos a nadie. Los bares, almacenes y supermercados circundantes jamás pusieron pegas, al contrario, estaban encantados que compráramos allí antes, durante y después de cada evento. Nuestro Ayuntamiento hoy en día obliga sin remedio a emigrar a nuestros jóvenes a la provincia en busca de diversión y así de paso que no molesten a nadie ni estropeen calles y playas. Y digo yo, ¿para qué queremos una ciudad tan limpia, cuidada y silenciosa, para dormir?, ¿para qué tanta luz en la playa si prohiben reunirse con una inocente guitarra y una bolsa de patatas fritas con dos litronas? Nuestro Ayuntamiento piensa que con estas represoras medidas está forjando una juventud más sana y responsable de lo que éramos nosotros, pero el destino quiso que muchos de los que hacíamos ese botellón tan peculiar con guitarras y litronas, hoy seamos de los más laureados carnavaleros del Carnaval de Cádiz y nunca nadie nos prohibió cantar y divertirnos en la calle o en la playa. El Lobe, El Cabra, Aragón, Martínez Ares, Los Carapapas, Mosquera, Yuyu, Selu, Pastrana, Lucena, Zamora, Manolín Santander, Gálvez, Sheriff, Gatica, Subiela, Pacoli y Mejías, entre otros, somos un pequeño ejemplo de esos que se educaron cantando hasta altas horas de la madrugada.

¿A que no se imaginan a la alcaldesa cantando a dúo con Vicente Sánchez un pasodoble de Quiñones en la playa?

Son tan sosos y arcaicos que ya están pensando en cambiar ese eslogan de 'Cádiz la ciudad que sonríe' por el de 'Cádiz la ciudad que deprime'.