Cándido, no lo es
Actualizado: GuardarHace meses que Cándido Méndez confesó que había sentido tentaciones de dimitir ante las noticias de la corrupción de su sindicato en Andalucía. Dado lo que ya entonces, y más ahora, se sabe, la verdad es exactamente la contraria. Porque tentaciones son las inclinaciones a actuar mal. Méndez es todo menos cándido, inocente, sincero; las tentaciones que tuvo, y a las que sucumbió plenamente, fueron las de aferrarse a su ya tan indignamente ocupado sillón, sin tener el valor de coger el toro por los cuernos. Y al no tener lo que hay que tener, está causando aún más daño y vergüenza a su organización y a todas las personas decentes.