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Bellvitge aprovecha el traslado de un paciente amotinado y cierra una planta
El Sindicato de Enfermería denuncia que los hospitales públicos han inhabilitado 15.000 camas este verano para ahorrar costes
BARCELONA. Actualizado: GuardarLa aventura insumisa de Daniel Sierra terminó ayer. El joven, ingresado en la sección de Traumatología del hospital de Bellvitge desde hace dos semanas por culpa de un accidente de tráfico, se convirtió en el último paciente en abandonar la décima planta del centro de L'Hospitalet de Llobregat. Un hospital de referencia para dos millones de personas y que el personal sanitario, los vecinos y el Ayuntamiento denuncian que se quiere «desmantelar».
La dirección del hospital aprovechó que el joven de 18 años que se negó a ser trasladado de planta y que denunció coacciones por parte de la gerencia del centro -negadas por la parte acusada- tenía que ser operado para cambiarle la habitación. «Dos vigilantes de seguridad han acompañado a responsables de la dirección para hacer efectivo el cierre», aseguró Ramón Montoya, presidente de la junta de personal del centro hospitalario y portavoz del Sindicato de Enfermería (Satse).
Este sindicato denunció que la situación de Belltvige es similiar a la que están viviendo hospitales por toda España. Según sus cálculos, unas 15.000 camas se han cerrado para la época estival en toda España, lo que supone la clausura de cerca del 16% de la oferta -92.589 camas, según la contabilidad del Ministerio de Sanidad-. Satse destacó a Andalucía, con el cierre de 2.900 camas, Madrid (1.800, 300 más que en 2013), País Vasco (1.200), Comunidad Valenciana (unas 1.000), Castilla y León (900 camas, 200 más que en 2013) y Castilla-La Mancha (también 900) o Baleares (300). En Cataluña, el cierre afecta a 2.091 camas de media. En agosto se superan las 3.100 camas.
Además, Satse aseguró que hay otros nueve pacientes 'amotinados' que se niegan a abandonar las otras dos plantas (Neurología y Cirugía Cardiaca) que el centro quiere clausurar durante la época estival. La dirección, por su parte, declaró que están recibiendo todas las atenciones -hospitalarias y hoteleras- requeridas.
Los sindicatos criticaron la constante desmantelación del hospital desde hace más de una década. Comentaron que en 2000, Bellvitge tenía 900 camas y ahora ese número se ha rebajado hasta las 625 en una jornada normal y 422 para la época estival para una población de unos dos millones de persona que viven en el Bajo Llobregat. «La presión ciudadana ha evitado el cierre de plantas y actualmente solo se han cerrado 48 de las camas previstas», apuntó ayer el portavoz de Satse, quien alentó a los ciudadanos a continuar con las movilizaciones que están llevando desde hace semanas.
Entre las instalaciones que la dirección pretende cerrar está una de las tres UCI. Entonces, sólo habría 24 camas para los pacientes más críticos. «Es evidente que así no podemos prestar servicio. Hay camas bloqueadas y, en Urgencias, 34 pacientes están esperando una cama libre para poder ingresar, dos de los cuales esperan desde el 20 de julio», denunció Montoya. Por su parte, el Institut Català de la Salut (ICS) reiteró que la situación es de «normalidad asistencial» y aseveró que mantiene la previsión de cierre de camas.