La publicación de las balanzas fiscales destapa la caja de los agravios autonómicos
Aunque el estudio dice que no tiene nada que ver, los territorios con déficit afirman que están infrafinanciados y exigen más recursos
MADRID. Actualizado: GuardarSe veía venir lo que iba a pasar, y ha ocurrido. El Gobierno publicó ayer las balanzas fiscales de las comunidades autónomas de 2011 y destapó la caja de los agravios entre los territorios. Los que tuvieron saldos negativos reclamaron una mejor financiación y los que los tuvieron positivos callaron o pidieron que no se tomen esos datos como base para cambiar la financiación.
Madrid, Cataluña, Comunidad Valenciana y Baleares fueron las comunidades que aportaron a Hacienda más de lo que recibieron de la administración central. El resto, incluidos País Vasco y Navarra, que gozan del régimen fiscal foral, se beneficiaron de unas inversiones estatales superiores a su aportación a la caja central.
El Ministerio de Hacienda, que no quiere llamar a las balanzas fiscales por ese nombre sino cuentas públicas territorializadas, encargó la investigación a un equipo de expertos. Una conclusión evidente es que las comunidades más ricas pagan más impuestos y sus saldos son negativos. Al revés que los territorios con menos pujanza. Aunque hay excepciones como las del País Vasco y Navarra, que pese a ser autonomías pudientes tuvieron saldos fiscales positivos; pero también la Comunidad Valencia, que sin ser de las más ricas tuvo números rojos.
En el primer caso se debió a una mala aplicación del sistema de concierto económico y del cupo, según apuntó el director de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada y uno de los diseñadores de la metodología, Ángel de la Fuente, quien precisó que no plantea abolir estas singularidades forales, sino aplicarlas «de forma razonable». El experto también apuntó a título personal, no como Ministerio de Hacienda, que en ambas comunidades forales «no se está cumpliendo el principio constitucional de igualdad en la prestación de servicios» en detrimento de otros territorios.
Pero el elemento más controvertido del estudio es los abultados déficits de Madrid, 16.723 millones de euros, y Cataluña, 8.455 millones. Unos números rojos que tienen también una explicación para De la Fuente, y que no es el de la mala financiación que alegan ambos gobiernos. El informe sostiene que dos tercios de esos saldos fiscales se explican porque son las comunidades «de mayor renta» y por tanto las que pagan más impuestos. No en vano en Madrid y Barcelona tributan la mayoría de las empresas del Ibex-35 aunque desarrollen buena parte de su actividad fuera de esas capitales. De la Fuente apuntó que tanto Madrid como Cataluña «tienen razón» al pedir una revisión del sistema de financiación, pero no porque les trate «injustamente», sino porque es «malo», y no solo ellas, sino también para el resto, que de una u otra forma sale perjudicadas. El presidente madrileño, Ignacio González, no tardó en quejarse y se aferró a los números rojos para denunciar que el modelo vigente «perjudica gravemente» a su comunidad.
A una semana de la reunión
Pero en Cataluña hicieron además una lectura política porque las balanzas fiscales se han hecho públicas justo una semana antes de la reunión entre Mariano Rajoy y Artur Mas en la Moncloa, con el dato muy relevante que reduce en casi 2.500 millones el déficit que calculó el Gobierno catalán para ese mismo año y que fue de 11.087 millones de euros. El presidente catalán denunció el interés «puramente político» en difundir ahora las cifras ya que rebaja las pretensiones que podría llevar a la reunión.
La Generalitat calculó que el déficit era de 11.087 millones con el método carga-beneficio, el mismo que se aplicó en el estudio de Hacienda, aunque con algunas variables, pero que se disparaba a los 15.006 con la metodología del flujo monetario. El consejero de Economía, Andreu Mas-Colell, más práctico, se dejó de disquisiciones metodológicas y apuntó que lo importante es que ahora «nadie podrá discutir que Cataluña tiene un déficit fiscal». Un desfase que ha servido para que los soberanistas acuñen el eslogan 'España nos roba', una idea que ha hecho fortuna en amplias capas de la sociedad catalana.
Pero no solo se quejaron en Cataluña y Madrid. El presidente valenciano, Alberto Fabra, lamentó «la injusticia» financiera del Estado con su comunidad, ya que el dinero que se transfiere «no da ni para cubrir gastos» en sanidad, educación ni en políticas sociales como la dependencia. Un discurso idéntico empleó el cuarto presidente con balanza fiscal negativa, el balear José Ramón Bauzá: «Ante una injusticia como esta no me voy a quedar callado».
La presidenta andaluza, Susana Díaz, protestó asimismo por la divulgación de las cuentas, ya que solo sirven para enfrentar a los territorios o justificar futuros tratos desiguales, apuntó en velada alusión a Cataluña. Como ella, el resto de presidentes y consejeros de Economía se unieron al coro de las críticas con distinto grado de virulencia.