Un restaurante que ayer solo servía hamburguesas de pescado pide disculpas con una nota. :: R. C.
Sociedad

Auténtica comida basura en China

Un periodista infiltrado destapa la falta de higiene de los proveedores de carne que abastecen a las grandes multinacionales de la comida rápida

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Se cae un trozo de pollo al suelo en el interior de la planta que la estadounidense OSI Group LLC opera en la megalópolis china de Shanghái. El operario que lo manipulaba se agacha, lo recoge y, sin comprobar siquiera si está sucio, lo lanza a la trituradora en la que se procesa. Otro empleado pregunta qué tiene que hacer con la carne que ha caducado hace seis días, a lo que un supervisor contesta que no lo tenga en cuenta, que se puede utilizar. Lo mismo sucede con piezas de ternera en las que incluso han crecido hongos verduzcos, y con las que se elaboran hamburguesas sin problema alguno. No importa, porque luego alguien cambia la fecha en la que se sacrificó al animal.

La escena se repite con el alimento defectuoso que los empleados introducen en bolsas azules para que los inspectores de las principales cadenas de comida rápida del mundo se vayan convencidos de que su proveedor selecciona correctamente el material. Lo que no saben es que, una vez que han abandonado las instalaciones, el contenido de las bolsas se vuelve a volcar con el resto. Todo el proceso se lleva a cabo con la naturalidad de quien lo repite una y otra vez, y no parece que a nadie le rechine la conciencia por ello.

Pero lo van a pagar caro. Porque todas esas prácticas han quedado recogidas en el vídeo que un periodista chino, infiltrado como empleado durante dos meses, ha grabado con cámara oculta para el canal de televisión de Shanghái. El caso habría sido sólo uno más en la larga lista de violaciones de seguridad alimentaria de China si no fuese porque OSI es un gigante de la alimentación que ingresa más de 5.000 millones de dólares al año, cuenta con 50 plantas de procesamiento en todo el mundo, y tiene entre sus clientes a McDonald's, KFC, Pizza Hut o Subway. Y porque, además, en el caso de la hamburguesería del payaso, su relación comercial se remonta nada menos que a 1992.

Así, el escándalo que ha provocado es de tal calibre que, ayer, las autoridades decidieron clausurar inmediatamente la empresa. Además, este periódico pudo comprobar que varios establecimientos de McDonald's en Shanghái se vieron obligados a ofrecer únicamente su hamburguesa de pescado. Una escueta nota colocada en todos los mostradores rezaba lo siguiente: «Pedimos disculpas. Hoy sólo podemos ofrecer un menú reducido. Siempre hemos respetado la legalidad y unos elevados estándares de calidad. Gracias por su comprensión y apoyo. Serviremos el resto de nuestros productos habituales a la mayor brevedad posible».

Pero está por ver si las siempre polémicas cadenas de comida rápida, que cada vez sufren una mayor competencia por parte de sucedáneos locales, son capaces de recuperar la confianza de los comensales. Claro que a nadie se le escapa la sospechosa insistencia con la que los reporteros chinos, supeditados siempre al control gubernamental y a una férrea censura, investigan a empresas extranjeras y no a las chinas. «Me alegro de que se comience a hacer periodismo en China», escribió ayer un usuario de Weibo, «pero me gustaría saber también qué sucede en nuestras compañías».