Dos miembros de los equipos de rescate, entre la desolación de los restos del vuelo de Malaysia Airlines que cayó en la región ucraniana de Donetsk. :: MAXIM ZMEYEV / REUTERS
MUNDO

Tragedia aérea en el avispero ucraniano

El Gobierno de Kiev acusa a los rebeldes prorrusos de derribar con un misil el aparato, que volaba a 10.000 metros de altura, y ellos lo nieganNo hay supervivientes entre los 280 pasajeros y 15 tripulantes del vuelo que se dirigía a Kuala Lumpur desde Ámsterdam y cayó en el este de Ucrania

MOSCÚ. Actualizado: Guardar
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El 1 de septiembre de 1983, en pleno apogeo de la Guerra Fría, aviones de combate soviéticos derribaron un Boeing 747 de la compañía surcorenana Korean Air sobre la isla de Sajalín. Murieron las 269 personas que viajaban a bordo, de varias nacionalidades. Ahora parece que la historia se repite en uno de los peores momentos en las relaciones entre Rusia y Occidente por la prolongada crisis que ha convertido el este de Ucrania en un avispero.

Ayer por la tarde, y según las autoridades ucranianas, un Boeing 777 de la compañía Malaysia Airlines -la misma que sufrió meses atrás la desaparición de otro aparato del que aún no hay rastro- fue alcanzado por un cohete lanzado desde tierra cuando volaba a 10.000 metros de altura sobre el este de Ucrania, a 50 kilómetros de la frontera con Rusia. La aeronave cayó cerca de la localidad de Shajtiorsk, en la región de Donetsk, y, según Kiev, ninguna de las personas (280 pasajeros y 15 miembros de la tripulación) que viajaban a bordo sobrevivió. Se trata del vuelo MH17, que despegó de Ámsterdam y se dirigía a Kuala Lumpur.

Desde el pasado abril, Donetsk y la vecina Lugansk son escenario de combates entre las milicias prorrusas y el Ejército ucraniano. La información sobre el desastre la facilitó Antón Gueráshenko, asesor del ministro del Interior de Ucrania, en declaraciones a la radio Eco de Moscú. Gueráshenko sostiene que el avión fue derribado y el disparo del letal misil fue efectuado desde una zona que está bajo control de los separatistas y en la que no hay tropas ucranianas.

También el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, aseguró que el avión había sido «derribado». «No fue un accidente; explotó en el cielo», explicó. Según fuentes de la inteligencia estadounidense citadas por medios del país, un radar detectó cómo se encendía un sistema de misiles tierra-aire antes de que el aparato fuera derribado. Sin embargo, evitaron por el momento señalar si el cohete fue lanzado por militares ucranianos o por separatistas prorrusos. Al ser un territorio en conflicto, advirtieron, «va a llevar tiempo conseguir información sobre las intenciones de quienes han estado involucrados».

«Se rompió en dos»

Ya antes de que se produjera el siniestro, el Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania había denunciado por la mañana la llegada desde Rusia de sistemas antiaéreos Buk para los insurgentes. Según Gueráshenko, fue una lanzadera de fabricación rusa Buk en poder de los rebeldes la que abrió fuego contra el avión malasio. Su alcance es de hasta 18.000 metros de altura. La televisión rusa Rossía-24 reconoció que los rebeldes de Lugansk disponen de este armamento.

Sin embargo, el jefe del Gobierno de la autoproclamada república de Donetsk, Alexánder Borodái, dijo que sus fuerzas «no cuentan con dispositivos capaces de alcanzar aviones a tanta altura». En su página web, los separatistas, que aseguran haber encontrado la 'caja negra' del aparato, colgaron un comunicado afirmando que el avión de Malaysia Airlines fue derribado por un caza ucraniano. «Testigos vieron el Boeing 777 atacado por un caza ucraniano. El avión comercial se rompió en dos y cayó (.). Después el avión de combate ucraniano fue también derribado».

Borodái aseguró que «se trata de una provocación de las fuerzas ucranianas» y planteó la posibilidad de acordar una tregua de dos o tres días para afrontar la recuperación de los cuerpos y los restos de la aeronave. Según dijo, negocian ya con las autoridades centrales para permitir la llegada de organizaciones internacionales.

El presidente ruso, Vladímir Putin, responsabilizó de lo ocurrido a Ucrania. En una reunión sobre asuntos económicos celebrada en Moscú, aseguró que «la tragedia no habría tenido lugar si en esa tierra hubiera paz, si no se hubieran reanudado las acciones militares. Por el contrario, su homólogo ucraniano, Petro Poroshenko, se refirió a lo ocurrido como «una acción terrorista» de los prorrusos y recordó que en los últimos días «es ya el tercer avión derribado, después de un An-26 de transporte y un Su-25 de combate». Kiev acusó a Moscú de destruir uno de sus Su-25 con un cohete disparado desde un avión ruso. El piloto ucraniano salvó la vida porque logró catapultarse.

El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional y de Defensa, Andréi Lisenko, afirmó ayer en rueda de prensa que el ataque tuvo lugar el miércoles por la tarde dentro del espacio aéreo ucraniano. Lisenko recordó también la aeronave de transporte An-26 que fue derribada el lunes por un cohete lanzado desde Rusia. Cuatro de sus tripulantes fueron rescatados, pero dos murieron y otros dos fueron hechos prisioneros por los insurrectos. El pasado 14 de junio, un avión de transporte militar Il-76 fue también derribado cuando se disponía a aterrizar en el aeropuerto de Lugansk. Fue el incidente más mortífero, ya que perecieron 49 militares ucranianos.

El periodista ucraniano Yuri Butúsov, citando fuentes del Ministerio de Defensa del país, declaró que en un pasillo aéreo cercano al del Boeing 777 volaba un avión ucraniano de transporte militar Il-76, lo que pudo hacer que los prorrusos lo confundieran y dispararan por error. Los primeros en llegar hasta el avión siniestrado fueron los separatistas. Lo dijo el viceprimer ministro de la autoproclamada república de Donetsk, Andréi Purguin. Según sus palabras, «encontraron muchos muertos, niños incluidos», desperdigados en un radio de 15 kilómetros.