Holanda sufre un 'shock' al sumar al menos 76 víctimas
Cuatro franceses, 23 estadounidenses y hasta una decena de británicos conforman una lista negra que no tendría por ahora españoles
BRUSELAS. Actualizado: GuardarDolor, incredulidad, asombro, impotencia... Y confusión, muchísima confusión. Durante toda la tarde de ayer, la información sobre la identidad y la procedencia de las víctimas que viajaban en el Boeing 777 de Malaysia Airlines que cubría la ruta Ámsterdam-Kuala Lumpur que se estrelló en Ucrania, cerca de la candente frontera con Rusia caía poco a poco. Según las escasas informaciones que trascendieron al cierre de este edición, de los 285 pasajeros y 15 tripulantes del aparato, al menos 76 víctimas serían de Holanda (según los medios de esta país), 23 de Estados Unidos, cuatro franceses, quizá hasta una decena de británicos, algún belga... Y ningún español, según confirmó el Ministerio de Exteriores que dirige José Manuel García Margallo. «No tenemos constancia», apuntó una portavoz oficial.
Todo apunta a que será una larga y diversa lista negra que se confirmará en las próximas horas y en la que se espera que haya «muchos holandeses y personas de numerosas nacionalidades», como avanzó a primera hora de la noche el ministro holandés de Seguridad y Justicia, Ivo Willem Opstelten, que lideraba el gabinete de crisis. Ningún líder, salvo el presidente galo François Hollande, cuantificó el número de víctimas que podían sufrir. Pretendían buscar tiempo y sobre todo atar bien todos los cabos tras recibir la lista de pasajeros que viajaban en el avión y que Malaysia Airlines tenía desde el primer momento.
«Estoy profundamente consternado por la trágica noticia», aseguro el primer ministro holandés al filo de las siete de la tarde a través de una nota que hizo pública tras hablar con Petro Poroshenko, el presidente ucraniano. Mark Rutte, que se encontraba en Bruselas de vacaciones, interrumpió de inmediato su descanso y se marchó a Ámsterdam a dirigir la respuesta institucional a una catástrofe que noqueó a los holandeses.
Pese al desconcierto generalizado y la información que se filtraba desde diversos touroperadores, eludió ofrecer más datos porque «hay muchas cosas de los hechos, las circunstancias y los ocupantes que no están claras» e incidió en la necesidad de estar al lado de las víctimas. «Nuestros pensamientos están ahora con los pasajeros, su familia y sus amigos», ensalzó.
Dolor en el aeropuerto
Que la nacionalidad de los integrantes del pasaje iba a ser de lo más variada se presuponía de inmediato ya que el de Ámsterdam-Schiphol es uno de los grandes aeropuertos europeos con una marcada vocación internacional. Con una capacidad anual de 50 millones de viajeros, próxima pero algo inferior a la de Londres, París o Fráncfort, es una de las terminales más transitadas para hacer escalas con Estados Unidos, Canadá y Asia. Uno de sus grandes atractivos es que tiene vuelos directos con Shanghái, Pekín, Osaka, Seúl, Malasia, Etiopía, Dubái, Perú, Australia o Nueva Zelanda. A casi cualquier rincón del mundo.
Tras conocerse el dramático suceso, el aeropuerto se convirtió en un hervidero de medios de comunicación que no tuvieron acceso a la terminal ya que la Policía organizó un dispositivo para que los afectados que se acercasen pudieran estar atendidas con cierta tranquilidad. En torno a una treintena de familias, según los medios holandeses, se acercaron hasta la terminal para informarse de lo ocurrido y paralizados por la incertidumbre generada.
En el capítulo político, fueron muchas las reacciones producidas en el conjunto de Europa. La Comisión y el Consejo emitieron sendos comunicados en el que exigen una investigación internacional urgente y que todas las partes colaboren sobre el terreno donde se estrelló el avión.