Muere Basterretxea, el creador inagotable
El artista vasco, fundador del Equipo 57 y último referente del grupo Gaur, que compartió con Chillida y Oteiza, fallece a los 90 años
SAN SEBASTIÁN. Actualizado: GuardarSiempre encaró la vida con valentía. Y también la muerte. Hace solo unos meses Nestor Basterretxea lo dijo sin rodeos: «Sé que estoy cerca de la muerte, pero el arte me ata a la vida. Además, me siento cada vez más libre».
Así fue: Nestor Basterretxea (Bermeo, 1924) siguió trabajando hasta hace solo unos días, cuando su estado de salud, que había empezado a quebrarse hace dos años, empeoró. En la madrugada de ayer el artista falleció, a los 90 años, en la casa familiar de Idurmendieta, en la urbanización del golf de Hondarribia, un caserío en cuyo bajo mantenía el taller y una suerte de 'museo vivo' en el que se muestra buena parte de su evolución como artista. La cultura vasca despidió ayer a Basterretxea como uno de los grandes referentes del siglo XX, un creador total que compaginó la escultura con el cine, la arquitectura y la literatura. «Hay algunos que no sabemos parar quietos», solía decir con el humor que era consustancial a su personalidad.
Siempre tuvo «salud de hierro», como él mismo recordaba, hasta que el paso del tiempo fue haciendo mella. La prematura muerte de Txabi, uno de sus cinco hijos, supuso un primer revés, y hace meses sufrió otro duro golpe con el fallecimiento de su esposa, enferma también desde hace años. Sin embargo, seguía pintando, haciendo collages o preparando exposiciones, como la retrospectiva que se celebrará en el Koldo Mitxelena de Donostia en otoño y que se convertirá en un último homenaje.
Solía decir el creador nacido en Bermeo que no creía en el más allá. «Uno mira la actualidad, ese cúmulo de desgracias, y se pregunta dónde está Dios». Una ceremonia civil servirá mañana para que la cultura y la sociedad vascas despidan al personaje. Será a las 20 horas, en la antigua iglesia de Zorroaga (Guipúzcoa). En principio es el único acto público convocado: la familia quiso vivir ayer en la intimidad el dolor por la muerte del artista. Solo los más allegados se acercaron a la casa. No habrá capilla ardiente y los restos del creador serán presumiblemente incinerados mañana lunes.
Será un 'agur' sencillo para un hombre homenajeado ayer como uno de los referentes de la cultura vasca del siglo XX. Artista vinculado a las vanguardias como fundador del Equipo 57, primero, y del Grupo Gaur, después, junto a Eduardo Chillida, Remigio Mendiburu, Jorge Oteiza o José Antonio Sistiaga, su trabajo fue más allá: como cineasta firmó en los años 6o, a medias con Fernando Larruquert, el cortometraje 'Pelotari' y el largo 'Ama Lur'.
«Me interesaron todas las herramientas que puede utilizar un artista», explicaría tiempo después. «Hice la película 'Ama lur' y comprobé que el cine es el arte que engloba a los demás. Pero hice de todo: diseñé muebles, gracias a lo cual mi familia vivió un tiempo. Y así sucesivamente. Dicen que quien mucho abarca poco aprieta, pero en algunos campos ya he apretado», contaba con humor.
Hijo de un destacado militante del PNV, conoció el exilio familiar tras la Guerra Civil, primero en Francia y después en Argentina, hasta el regreso en 1952 a un País Vasco envuelto en los años oscuros del franquismo, episodios contados por él mismo en sus libros de memorias y que cimentaron su compromiso con numerosas causas públicas en favor del euskera y el autogobierno vasco, así como una permanente militancia en favor de la paz, simbolizada en la 'paloma de la paz' que se levanta en Anoeta y que en su momento fue escenario de diversas movilizaciones en contra de la violencia.