Apuntes

Como chiquillos enfurruñados

La ciudadanía es rehén del enfrentamiento perpetuo entre la Junta y el Ayuntamiento de Cádiz que en nada ayuda al bienestar y el desarrollo de este trozo de Andalucía

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La escena tuvo que ser patética. Una directora general de la Junta de Andalucía explicando los entresijos del nuevo Decreto de Inclusión Social y entre su auditorio, la concejala del Ayuntamiento de Cádiz, cuyo departamento redujo plantilla de forma notable ese mismo día. El equipo de la primera culpa al Consistorio de no haberse esperado a recibir el dinero que habría mantenido los puestos de trabajo en el área de servicios sociales; desde la Tacita responden que llevan seis meses sufragando un programa a la espera del cheque firmado por San Telmo.

Pero esto no es el resumen del diálogo que mantuvieron las dos representantes de la Administración regional y local en una reunión que persiguiera no engordar aún más la lista del paro gaditano con 24 nuevos trabajadores o blindar la delegación de asuntos sociales de las tijeras porque se presupone que a las dos responsables les importa esquivar los recortes en sus carteras. Las posiciones de la Junta y el Consistorio se conocen a través de intervenciones en ruedas de prensa y de comunicados que se cruzan sin que el debate y un posible acercamiento de posturas sea posible. Y no es posible porque, al parecer, resulta imposible que representantes de ambas administración se sienten en una misma mesa, dejen los cuchillos y los intereses electorales fuera de la sala y discutan por y para Cádiz.

Y así, con esa actitud de chiquillos que se enfadan y dan la espalda a cualquier posible solución, la ciudadanía siempre pierde. Es la víctima colateral de un enfrentamiento perpetuo, estéril que sólo busca sacar rendimiento en los próximos comicios. La política gaditana se ha instalado en la crítica sin sustancia para eludir de forma miserable la autocrítica. Esta semana ha quedado en evidencia que les da igual 24 nuevos parados o asfixiar a una delegación con una carga de trabajo insostenible, siempre y cuando en el discurso no se olvide nunca incluir el 'y tu más' y la mención estelar a la política social. Ésa que tanto se manosea.