La teoría de la 'Sarkospiración'
Sarkozy figura en el 'muro de los gilipollas' descubierto en el sindicato al que pertenece la juez que le ha imputado por corrupción
PARÍS. Actualizado: GuardarEl 'mur des cons'. El mural de los gilipollas. Un panel con las fotos de los enemigos del izquierdista Sindicato de la Magistratura (SM). La lista negra de los jueces rojos en una pared de su sede sindical en París. La prueba del algodón de su politización partidista a ojos del clan Sarkozy. El telón de fondo de la teoría de la 'sarkospiración'.
El expresidente conservador ve la mano rosa de François Hollande tras su imputación judicial por corrupción y tráfico de influencias. Se basa en la pertenencia al SM de una de las dos instructoras que lo tuvieron quince horas en comisaría hasta ser conducido al juzgado de madrugada entre policías como un vulgar delincuente.
El crimen de lesa majestad republicana se presagiaba en el 'mur des cons'. Allí figuraban, entre comentarios poco amables, las fotografías de Sarkozy y su hijo Jean. También estaba la de Gilbert Azibert, el fiscal del Supremo acusado de haberse dejado corromper por el líder conservador. Había muchos más retratos, la mayoría de personalidades de la derecha: Edouard Balladur, Brice Hortefeux, Michèle Alliot-Marie, Luc Ferry, Alain Minc, Guy Sorman... Tampoco faltaban políticos socialistas desteñidos como Manuel Valls, Jack Lang o Bernard Kouchner.
El mural fue descubierto en abril de 2013 por un periodista de la cadena pública France-3 al que habían mandado a entrevistar a la presidenta del SM, Françoise Martres. El motivo era, precisamente, la polémica entre los abogados de Sarkozy y los jueces de Burdeos que lo habían imputado por aprovecharse de la senilidad de Liliane Bettencourt, la mujer más rica de Francia. En un descuido, Clément Weill-Raynal filmó con su móvil aquel mosaico de rostros mal vistos y tan apretujados que un cartel aconsejaba: «Antes de añadir un gilipollas comprueba que no esté ya».
Las imágenes fueron difundidas por Atlántico, un digital conservador. A la opinión pública lo que más le chocó fue ver a dos padres de adolescentes violadas y asesinadas por multirreincidentes. Su único delito había sido criticar a los jueces por haberlos dejado en libertad y su insensibilidad hacia las víctimas. Conocido por simpatizar con la derecha, Weill-Reynal fue suspendido una semana de empleo y sueldo a instancias del sindicato comunista de periodistas, que se solidarizó con el SM. Desde el pasado 17 de febrero Martres está imputada por injurias públicas.
Su predecesor en la presidencia del SM había enviado a Sarkozy una carta abierta entre las dos vueltas de las presidenciales de 2012. Le acusaba de violar la separación de poderes, degradar la ley, travestir la realidad judicial y denigrar el trabajo de los jueces. En consecuencia, llamaba a «votar contra usted». O sea, a favor del socialista Hollande, el rival de Sarkozy en el duelo final. La consigna de voto sorprendió por romper la tradicional neutralidad en Francia de las organizaciones sindicales en las elecciones políticas.
Querella por falsificación
En vísperas de aquella decisiva segunda vuelta, el digital izquierdista Mediapart publicó un documento aparentemente libio en el que se decía que Gadafi había desbloqueado 50 millones de euros para financiar la campaña presidencial de Sarkozy en 2007. El escrito, no autentificado por ninguno de sus supuestos firmantes, es objeto de una querella por falsificación presentada en París por Thierry Herzog, el abogado del líder conservador.
Casi un año después y sin que las investigaciones hubieran aportado pruebas, los jueces Serge Tournaire y René Grouman asumieron el 19 de abril de 2013 la instrucción de un sumario sobre la pista libia. Ordenaron pinchar los teléfonos de Sarkozy y de varios colaboradores directos: los exministros del Interior, Brice Hortefeux y Claude Guéant, así como el exjefe de la Policía Michel Gaudin.
No pescaron nada sobre el supuesto dinero de Gadafi pero en la red de arrastre de las escuchas capturaron otro pez gordo: el presunto tráfico de influencias por el que el líder conservador acaba de ser imputado. Estriba en el interés mostrado por la suerte de un recurso ante el Supremo en el marco del 'caso Bettencourt', por el que Sarkozy ya había sido exculpado, a cambio de un puesto en Mónaco para el fiscal Azibert. El alto tribunal rechazó la demanda sarkozysta y el cargo monegasco no fue concedido.
Los pinchazos telefónicos al anterior jefe del Estado fueron revelados el 7 de marzo por el vespertino 'Le Monde' (centro izquierda). Los dos autores de la exclusiva acudieron aquella misma tarde a una audiencia privada en el Elíseo con Hollande que no figuraba en la agenda oficial del presidente socialista. La dirección del periódico reconoció que los redactores discutían regularmente en 'off' con el jefe del Estado para preparar un libro. Pero desmintió toda conspiración política o connivencia culpable.
El nuevo caso supuso el estreno de la Fiscalía anticorrupción recién creada por los socialistas a raíz del escándalo de Jérôme Cahuzac. Ministro encargado de luchar contra la evasión fiscal, se vio obligado a dimitir tras reconocer que tenía una cuenta secreta en Suiza. Mediapart publicó la transcripción de los diálogos de Sarkozy con su abogado que estaban bajo el secreto del sumario encomendado a dos juezas instructoras, una de ellas antigua delegada sindical del SM.
No sólo las conversaciones del expresidente durante seis meses con sus allegados y responsables de la oposición habían sido grabadas por la Policía sino que aparecían extractos en medios afines al Gobierno. Para colmo la investigación estaba en manos de una magistrada afiliada al sindicato que le tiene señalado públicamente como político no grato.
Manuel Valls, entonces ministro del Interior, aseguró que se había enterado de los pinchazos al ex jefe del Estado al leer 'Le Monde'. La titular de Justicia, Christiane Taubira, hizo otro tanto pero cometió la torpeza de exhibir unos documentos en los que constaba que la Fiscalía anticorrupción la tenía regularmente al corriente del caso. Sarkozy afirma que mienten y dice ser víctima de un complot. Es la teoría de la 'sarkospiración'.