Alemania 0-España 10.000
Actualizado: Guardar10.000 son los aforados en España y cero en Alemania. En otros países, donde está arraigada la democracia desde hace muchos años, esa figura es prácticamente desconocida. Dada esa proporción y el nivel de nuestra democracia, se podría establecer una ley que dijera «el número de aforados de un país es inversamente proporcional a la calidad democrática del mismo». Ya Alfonso Guerra manifestó en los albores de esta pseudodemocracia nuestra que «Montesquieu ha muerto». ¿Qué es lo que pretendía ese señor francés? Pues una nítida separación de los tres poderes de un Estado democrático. Que las tres fuerzas, los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, fueran independientes entre sí. Pues bien, eso aquí no funciona. En nuestro sistema bipartidista en cuanto uno de los dos partidos se hace con la mayoría en el Congreso, legisla pasando el rodillo y ejecuta después en función de ello. Por si fuera poco administra la Justicia ya que, por ejemplo, la mayoría de los jueces del Tribunal Supremo son nombrados por el partido en el poder. Como los aforados solo pueden ser juzgados por ese tribunal, pues he ahí lo que realmente pretende esa figura abusiva del aforamiento: garantizar que los posibles desmanes sean juzgados por un tribunal sometido al poder político del partido reinante. Si en general los políticos no dicen la verdad ni a su médico, habrá que convenir en que Guerra tuvo un momento de debilidad no superado al enunciar la muerte de Montesquieu, enterrado desde entonces en la tierra de María Santísima.