Lapuerta lee al juez Ruz que «jamás consintió» que Bárcenas robara dinero del PP
El extesorero se limita a defender su honestidad, rechaza declarar y su familia reitera que «fue engañado por la persona que engañó a Rajoy»
MADRID. Actualizado: GuardarEl guardián de las cuentas del Partido Popular durante casi dos décadas, Álvaro Lapuerta, llegó ayer a la Audiencia Nacional en un elegante todoterreno último modelo. Ayudado por su hijo y un bastón, bajó de la parte trasera del vehículo con la dificultad de un hombre cercano a los 87 años. Y accedió al tribunal tras el saludo de los policías que custodiaban la entrada.
Acompañado de su abogado Cristóbal Martell, el penalista del momento tras el acuerdo de confesión alcanzado por su cliente en el 'caso Nóos', Lapuerta esperó casi una hora en una habitación anexa a la sala de declaraciones para comparecer ante el juez Pablo Ruz, instructor del 'caso Gürtel'. El magistrado le citó el martes como imputado por un delito de apropiación indebida, al sospechar que «consintió» que Bárcenas, su predecesor en la tesorería del PP, se llevara dinero de la 'caja B' aprovechando su cargo y la opacidad de la contabilidad paralela.
Traje azul oscuro, camisa blanca y corbata roja, Lapuerta accedió a la sala tras concluir la declaración de un testigo voluntario del proceso. Nada menos que el excomisario José Amedo, condenado por los GAL, que trató de aclarar al juez la relación comercial que tuvo con dos imputados en la trama de Correa, un constructor y un ingeniero. «Ni soy el cobrador ni el matón de la Gürtel», señaló a la prensa mientras Lapuerta se disponía a ver a Ruz.
Entró a la sala con una carpeta amarilla bajo el brazo, apoyado del bastón y del brazo de su hijo. En ese archivador llevaba una breve nota, con letra grande, que leyó como pudo ante el juez. No iba a declarar ni a contestar a las partes. Pero sí a leer el manuscrito. Ya lo hizo en noviembre pasado, la última vez que acudió a la Audiencia Nacional. En aquella ocasión por su presunta participación en la 'caja B' del PP.
Este fue el resumen de su lectura: «En mi actividad jamás me he apropiado o he distraído fondos ajenos, ni tampoco he colaborado o consentido que lo hicieran otros, sea don Luis Bárcenas o quien sea». Y añadió: «La honestidad es una constante en mi vida y eso no se olvida». Fin de la breve comparecencia del imputado, con derecho a no declarar contra sí mismo.
Mientras esperaba en la entrada del tribunal, hablando de forma amistosa con un responsable policial -«espero no volver», le decía el extesorero en tono irónico-, los hijos de Lapuerta distribuyeron una extensa carta en la que defendían el honor de su «anciano» padre frente a las acusaciones de Bárcenas.
Tras afirmar que no le habían dejado declarar por su incapacidad física y la «desmemoria» -«no tiene conciencia del alcance de lo que está ocurriendo»-, detallaban que «nosotros no hemos dosificado libretas, agendas ni amenazas y sólo queremos que se haga justicia y el calvario termine cuanto antes».
Añadieron que «nuestro padre jamás se ha enriquecido de manera ilícita» y que la procedencia de su patrimonio «es diáfana, siempre presentó sus declaraciones de Hacienda y de Patrimonio (...) y nunca ha tenido cuentas corrientes fuera de España». Es más, aseguraron que ese patrimonio «disminuyó en los años en los que ocupó la tesorería del PP».
Criticaron la «creativa e insostenible» imputación de alguien que «nunca supo convertir las pesetas en euros». Y subrayaron una frase redonda: «Siempre nos resultó sorprendente e inquietante que se insistiera en mantener como tesorero a alguien con exclusiva formación jurídica», por su progenitor.
Por último, expresaron su temor a que Lapuerta acabe convertido «en el chivo expiatorio de todas las miserias» y concluyeron que «fue engañado por la misma persona que engañó al presidente del Gobierno y al resto de los presidentes y secretarios generales del PP», Bárcenas.