Manifestantes palestinos lanzan piedras a la Policía en el barrio de Shuafat, en Jerusalén Este. :: AFP
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Israel trata de contener a sus ultras

El secuestro y asesinato de un joven palestino en Jerusalén Este obliga a Netanyahu a llamar a «no tomarse la justicia por su mano» a judíos y árabes

JERUSALÉN. Actualizado: Guardar
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Veinte días después del secuestro y casi inmediato asesinato de los tres colonos adolescentes cerca de Hebrón, el fracaso de las autoridades israelíes a la hora de localizar y detener a los autores impide, de momento, conocer si con los crímenes querían desatar una de las peores crisis que afronta el Gobierno de Tel Aviv en años. Buscada deliberadamente o no, la escalada de tensión que desde hace casi tres semanas mantiene sumido en el dolor a Israel y redobla la muerte y la represión entre los palestinos de la Cisjordania ocupada escribió ayer un nuevo capítulo: el de la 'caza del árabe' por parte de civiles hebreos.

En realidad, el episodio dio sus primeros pasos la noche del martes. Apenas habían acabado los funerales por Gilad Shaer, Naftalí Frenkel y Eyal Yifrach, los estudiantes por cuyo asesinato se busca a un comando islamista, cuando cientos de manifestantes, algunos de ellos cantando «¡Muerte a los árabes!», bloquearon la principal entrada a Jerusalén. Los gritos de venganza han acompañado durante décadas las despedidas a los fallecidos por el conflicto palestino-israelí. Son frecuentes las represalias desde el lado hebreo en forma de destrucción de viviendas de palestinos a los que se responsabiliza de un crimen. Pero en los últimos años no se recuerdan venganzas mortales.

Por eso la aparición ayer a primera hora de la mañana del cadáver quemado, entre otros signos de violencia, de un adolescente palestino en un bosque de Jerusalén Este obligó al Gobierno israelí a elevar, por segunda vez en pocos días, el nivel de la alerta de seguridad en el país. Mohamed Abu Khdeir, de 16 años, había desaparecido menos de dos horas antes en el barrio de Shuafat de la ciudad cisjordana cuando se dirigía a la mezquita para la oración del amanecer.

Ataques de colonos

Varios testigos, algunos familiares, pudieron ver cómo tres personas introducían a Mohamed en una furgoneta blanca. Según los testimonios, eran colonos israelíes. Los responsables policiales extremaron la prudencia después del hallazgo del cadáver y, aunque oficialmente se negaron a relacionarlo con el adolescente secuestrado, llamaron a su padre para que identificara el cuerpo. «Es mi hijo», confirmó Husein Abu Khdeir a la agencia France Presse. Los investigadores contemplan una autoría ultranacionalista.

El asesinato del joven palestino en Jerusalén Este, al que siguieron protestas violentas en el barrio de Shuafat, no fue un incidente aislado. Un grupo de colonos hebreos incendió una granja árabe en la aldea de Aqabra, cerca de la ciudad cisjordana de Nablús. Cuatro adolescentes israelíes fueron detenidos en Jerusalén Este por atacar a palestinos en el centro de la ciudad, que en ese momento era escenario de una manifestación que pedía venganza por el asesinato de los estudiantes secuestrados. Algunas fuentes sitúan al grupo Tag Mehir (el precio a pagar), con un largo historial de ataques a palestinos, como instigador de estos episodios. Los colonos ultranacionalistas ya atacaron intereses religiosos, cristianos y árabes, en las semanas previas a la visita del Papa Francisco a Israel.

Solidaridad extendida

Las acciones ultras forzaron a los principales actores políticos a cambiar el paso. La comunidad internacional, que se había solidarizado con el pueblo israelí por el crimen de los colonos, extendió poco a poco la compasión también hacia los palestinos. La familias de los chavales hebreos asesinados subrayaron que «no hay diferencia entre la sangre judía y la sangre árabe». Y el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, aparcó por un momento sus amenazas a Hamás -vincula desde el primer momento al grupo radical con el secuestro y asesinato de los tres adolescentes- para llamar a hebreos y árabes a «no tomarse la justicia por su mano», recordar que Israel es «un Estado de Derecho» y pedir a la Policía un rápido esclarecimiento del crimen de Mohamed Abu Khdeir.

La ministra de Justica, Tzipi Livni, superó en contundencia al 'premier' al exigir a la Fiscalía general que ponga fin a la «salvaje incitación» contra la población árabe. Livni es también la dirigente del Gobierno de Tel Aviv que más apuesta estos días por la mesura a la hora de adoptar represalias contra los palestinos. Y con relativo éxito. En la última reunión del Gabinete, el ministro de Defensa, Moshe Yalón, propuso ampliar las colonias -ilegales según el Derecho Internacional- en honor a Eyal, Gilad y Naftalí. Pero la ministra Livni habla del daño a la legitimidad internacional del país y, de momento, Netanyahu se contiene.