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Sólo Australia, Canadá, Gran Bretaña y Nueva Zelanda esquivan el espionaje de la NSA

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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Barack Obama ha tratado de convencer al mundo de que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) sólo interviene las llamadas y correos electrónicos de aquellos que suponen un riesgo para la seguridad nacional de EE UU. Eso puede ser verdad o no, pero lo que el 'Washington Post' ha descubierto al leer los informes clasificados del tribunal que debe ponerle límites es que prácticamente no los tiene.

Sólo los códigos de área de cuatro países anglosajones con los que EE UU tiene antiguos tratados para compartir su inteligencia están a salvo de la NSA. Se trata de Gran Bretaña, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. La venia no incluye a los territorios soberanos de esos países que tienen códigos de área diferentes, como las Islas Vírgenes británicas. Los técnicos consideran que incluir esos 28 territorios en los filtros ralentizaría el sistema. Y si bien los ciudadanos estadounidenses están excluidos, sólo es así si no se cartean o entablan conversaciones con alguien que a su vez se haya comunicado con un extranjero que interese a la NSA.

Los intereses no tienen que estar necesariamente relacionados con amenazas terroristas, como el Gobierno americano ha hecho creer. La autorización que dio el Tribunal de Inteligencia Extranjera para Vigilancia a la agencia en 2010 le permite recolectar información de cualquier extranjero «posea, espere o reciba» comunicación extranjera relacionada con «poderes extranjeros».

Académicos

Según el rotativo de la capital federal, eso podría incluir a «académicos, periodistas e investigadores de derechos humanos». Como ejemplo, el rotativo expone a un académico suizo que tuviera información sobre la posición del Gobierno alemán en un concurso de comercio internacional. Si ese académico suizo se escribiese 'emails' con un profesor de una universidad estadounidense, su correo electrónico podría ser interceptado legalmente, así como el de sus colegas.

La cadena de espionaje se escuda en algo tan ambiguo como todo lo que sea «de interés significativo para Estados Unidos», por lo que el tribunal también ha concedido autorización para que se espíe a todo tipo de empresarios y organismos internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional o la Agencia Internacional de Energía Atómica. El Gobierno no ha querido confirmar ni desmentir la información.