El este de Ucrania se prepara para una nueva escalada de violencia
Merkel y Hollande presionan a Putin para que posibilite un acuerdo de paz antes de las diez de esta noche, hora a la que finaliza la tregua
MOSCÚ. Actualizado: GuardarA las diez de la noche de hoy expira la tregua declarada el pasado 20 de junio y prolongada el viernes para propiciar unas negociaciones de paz entre Kiev y los sublevados en el este de Ucrania. Sin embargo, no se perciben visos de acuerdo para un arreglo definitivo del conflicto mientras el alto el fuego no se está cumpliendo. La Unión Europea advirtió el viernes que habrá nuevas sanciones contra Rusia si no contribuye a rebajar la tensión poniendo fin a su labor desestabilizadora. El único elemento positivo ha sido la liberación en las últimas horas de los ocho observadores de la OSCE secuestrados hace un mes en Donetsk y Lungansk. Entre ellos hay un español o una española, ya que no se ha facilitado su identidad y en el equipo hay una mujer.
Mientras tanto, el presidente de Francia, François Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel, presionaban ayer al presidente ruso, Vladímir Putin, para que posibilite un acuerdo de paz entre el Gobierno ucraniano y los separatistas. Los tres dirigentes y el presidente ucraniano, Petro Poroshenko, mantuvieron ayer una conversación telefónica a cuatro bandas que duró más de dos horas. París y Berlín instaron a sus interlocutores a hacer todo lo posible para «obtener resultados de aquí al lunes -por hoy-». La semana pasada, los cuatro altos mandatarios ya hablaron por teléfono de igual forma.
Ayer se hizo hincapié en las cuatro condiciones que se exigen a Moscú para evitar una nueva tanda de sanciones: utilizar su influencia para conseguir el inicio de unas negociaciones sobre el plan de paz de Poroshenko, creación de un mecanismo consensuado de verificación del alto el fuego y de control de la frontera, que estaría supervisado por la OSCE, devolución a las autoridades ucranianas de los puestos fronterizos de Izvárino, Dolzhanski y Krasnopartizansk y liberación de todas las personas secuestradas, no solamente los observadores de la OSCE.
Estas cuatro exigencias fueron planteadas a Rusia en la cumbre europea del pasado viernes, en la que Ucrania, Moldavia y Georgia firmaron sendos acuerdos de asociación con la Unión Europea. Fue entonces cuando, en presencia de Petro Poroshenko, que acudió a Bruselas para rubricar el documento, se advirtió a Moscú de que de no haber avances hacia la paz en el este de Ucrania se impondría una tercera tanda de sanciones. Esta vez contra el sistema económico de Rusia, no como hasta ahora contra personas concretas de la cúpula del país.
Putin, por su parte, según aseguró ayer el servicio de prensa del Kremlin, aprovechó la conversación telefónica a cuatro de ayer para solicitarle a su homólogo ucraniano que prorrogue la tregua. Rusia lleva tiempo exigiendo a Ucrania que detenga la operación militar contra los insurgentes.
Cinco muertos
El problema, según los militares ucranianos es que en cuanto cesan los combates los separatistas avanzan posiciones, toman nuevos edificios y puestos fronterizos. Ayer, según informó el portavoz del Consejo de Seguridad y Defensa de Ucrania, Andréi Lisenko, la milicia prorrusa tomó comisarías de policía en las ciudades de Donetsk y Konstantinovka, además de una tienda de telefonía móvil y un vehículo que transportaba dinero a la entidad financiera Yuzhkombank. En la vecina región de Járkov fue volado un puente ferroviario.
Los rebeldes se hicieron también ayer con una fábrica de productos químicos. Éstos a su vez acusaron a las fuerzas ucranianas de utilizar una vez más la artillería contra la localidad de Slaviansk en donde, al parecer, se habrían producido nuevas víctimas entre los civiles. Los separatistas han asegurado repetidamente que no obedecerán el alto el fuego mientras el Ejército ucraniano no retire sus efectivos de Donetsk y Lugansk.
El portavoz de la operación «antiterrorista» en el este de Ucrania, Alexéi Dmitrashkovski, informó ayer de la muerte de cinco soldados en las últimas 24 horas como consecuencia de los ataques rebeldes. Otros doce resultaron heridos.
El plan de paz de Poroshenko insta a los separatistas a deponer las armas y a los mercenarios enviados por Rusia a abandonar el país a través de corredores que se habilitarán al efecto. El ministro de Interior ucraniano, Arsén Avákov, ya advirtió de que si hoy no se cumple tal exigencia, los sublevados tendrán una «respuesta dura». El presidente de la Rada (Parlamento), Alexánder Turchínov, dijo la semana pasada que será decretada la ley marcial en Donetsk y Lugansk. Varios centenares de personas demandaron ayer en el centro de Kiev, en el Maidán, mano dura contra los insurgentes.