Manuel Fernández 'Lito', en un acto sindical. :: ELIAS MORATE / EFE
Economia

El sindicalista que renunció a la política

Fallece a los 67 años Manuel Fernández 'Lito', histórico de UGT que dirigió un cuarto de siglo la poderosa Federación del Metal y Construcción

MADRID. Actualizado: Guardar
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«Un sindicalista no se jubila, se muere». Era la máxima de Manuel Fernández López, más conocido como 'Lito', que este histórico de la central socialista llevó hasta el límite. Falleció ayer a los 67 años de edad, aún convaleciente de una cercana operación de corazón.

'Lito' tenía bastante claro desde sus inicios laborales que lo suyo no era ser un número más en la maquinaria industrial. «Había muchas cosas que arreglar y había que reivindicarlo», contaba cuando evocaba aquella época. Natural de la localidad asturiana de Mieres, su primera colocación fija fue la fábrica de la antigua Ensidesa (hoy integrada en Arcelor Mittal), en Veriña (Gijón). Allí, como otros muchos paísanos suyos, trabajó de metalúrgico.

Pronto se afilió a la sección sindical de UGT y ascendió hasta secretario de organización. Pasaría después a desempeñar el mismo puesto en la unión comarcal del sindicato en Gijón para, en poco tiempo, ser el secretario general en Asturias.

«Era una persona de raza y poco se callaba», recordaban ayer algunos de los que trabajaron durante años junto a él. Por eso mismo, en sus comienzos compaginó la tarea sindical con la política, primero como militante de base del PSOE, luego como miembro de la Ejecutiva asturiana y finalmente como parlamentario regional en el Principado dos legislaturas. No quiso ir más allá.

«En misa y repicando, no»

Tuvo claro 'Lito' que, llegados a un punto de dedicación plena, había que elegir entre la política o el sindicalismo. «No se puede estar en misa y repicando», argumentaba entonces para inclinarse por la segunda y evitar cualquier interferencia en la defensa de los derechos de los trabajadores. Al final de su trayectoria volvería a formar parte activa del Partido Socialista como miembro de su Comité Federal. Fue de la mano de José Luis Rodríguez Zapatero, quien le terminaría decepcionando.

En cualquier caso, donde Manuel Fernández se movió como pez en el agua y dejó su impronta fue en la poderosa Federación del Metal de UGT, luego fusionada con la de Construcción, Madera y Afines. Estuvo un cuarto de siglo al frente y vivió en primera fila la severa reconversión industrial española, con incidencia especial en la cornisa cantábrica.

Su poder y apoyos internos crecieron a la par, hasta el punto de llegar a ser consejero de la siderúrgica pública Aceralia (luego transformada en Arcelor). Fueron años de lucha (laboral) y diálogo. «Negociar-presionar, pero siempre para volver a negociar», instruía a los suyos. Con la retirada de otro histórico, el líder ugetista Nicolás Redondo, compitió en dos ocasiones con Cándido Méndez por la dirección del sindicato. La primera se retiró para evitar tensiones, la segunda (1995) perdió por un puñado de votos. «Creo que lo hubiéramos hecho mejor», se lamentó después durante años.