El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ayer durante su comparecencia. :: ÓSCAR DEL POZO
Economia

Bruselas critica la reforma y duda de que España pueda cumplir el déficit

Elogia los cambios en el IRPF y Sociedades, pero censura que no se haya incrementado el IVA o la fiscalidad medioambiental

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
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Bruselas confirmó ayer que el malestar existe, que las palabras del comisario Olli Rehn recriminando de forma velada al Gobierno de España su desconocimiento de la reforma fiscal -«no puedo decir que hayamos sido consultados intensamente», deslizó el viernes en Luxemburgo- tenían poco de casualidad y sí mucho de dardo envenenado. Ayer, 72 horas después de la presentación del gran proyecto de la era Rajoy, la Comisión Europea echó un jarro de agua helada sobre Moncloa. «Tenemos algunas preocupaciones de que las medidas anunciadas hagan más difícil para España cumplir con sus compromisos de consolidación fiscal», reconoció el portavoz de Rehn, Simon O'connor. Las reglas son claras: el déficit a cierre de 2015 no debe superar el 4,2% del PIB. Es decir, el país deberá ajustarse en otros 24.000 millones en apenas año y medio.

La reforma fiscal será analizada «cuidadosamente» por el equipo de Asuntos Económicos y no hay que olvidar que las cuentas españolas siguen bajo el estricto control de la UE al estar sometida a un procedimiento por déficit excesivo que en el peor de los casos podría desembocar en sanciones económicas. La declaración publicada ayer por el Ejecutivo comunitario consta de cinco puntos, y de ellos, cinco se destinan a criticar la reforma. Respecto a los otros dos, el primero se reserva para apuntar la coletilla bruselense de que «todavía no tenemos toda la información para emitir una valoración más detallada», y el segundo, por contra, sí destaca la bajada del IRPF y la modificación del Impuesto de Sociedades. «Las reducciones en el impuesto sobre la renta reducirán la carga fiscal sobre los trabajadores y hay un esfuerzo para ampliar la base del impuesto de sociedades», se felicitó O'connor.

Y consumida esta escasa ración de zanahoria, comienza la digestión de los palos. Tres en concreto. El primero, que sólo se ha llevado a cabo una de las dos partes exigidas por Bruselas para equilibrar la balanza. Es decir, que sí se ha reducido la tributación del trabajo pero no se ha compensado con un incremento de la imposición indirecta a través del IVA o de la fiscalidad medioambiental. Tampoco se ha aprobado la rebaja de las cotizaciones sociales para intentar relanzar el empleo.

La respuesta de Montoro

El segundo tirón de orejas se basa en la arquitectura de determinados impuestos, como las deducciones existentes en el IRPF. No es que se eliminen, como la de la vivienda habitual, sino que «algunas de ellas se ampliarán con la reforma, lo que no parece ir en la dirección del objetivo declarado de simplificar el sistema». Por último, Bruselas no oculta sus «preocupaciones» por el dudoso cumplimiento de los objetivos fiscales. El esfuerzo de ajuste de España de aquí a 2016 es titánicó y en la Comisión temen que el Gobierno se deje llevar por la cita electoral de 2015.

En Madrid no tardaron en contraatacar. «Cumpliremos con los compromisos adquiridos», recalcó el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. «Quienes expresan dudas ahora son los que expresaban dudas sobre la recuperación en España ¿es que acertaron en sus pronósticos?».