La insurgencia iraquí consolida su control sobre la frontera con Siria y amenaza a Jordania
El Ejército reconoce haber perdido cuatro ciudades en el oeste, aunque prefiere definirlo como un «repliegue táctico»
ERBIL. Actualizado: GuardarEl levantamiento suní contra el Gobierno central de Bagdad avanza y en las últimas horas otras cuatro localidades han caído bajo el control de los grupos armados de la oposición, liderados por el Estado Islámico de Irak y Levante (EIIL). Rutba, Al-Qaim, Rawa y Aana, en la provincia de Al-Anbar, forman ya parte del mapa de territorio conquistado por la insurgencia desde que el 9 de junio cayó Mosul, la segunda ciudad más poblada del país. El Ejército admitió la pérdida del control de estos lugares, pero el portavoz militar, el general Qasem Ata, prefirió definir lo ocurrido como un «repliegue táctico» de sus fuerzas con el objetivo de «volver a movilizar y reactivar las unidades militares en zonas fuertes y garantizar su control de manera efectiva». Una explicación poco convincente después de la huida en masa protagonizada por las divisiones encargadas de Mosul, Kirkuk o Tikrit, que abandonaron sus posiciones sin ofrecer resistencia y dejaron todo su arsenal y vehículos en manos del enemigo.
El afianzamiento del control sobre Al-Anbar comenzó el sábado con la captura del puesto fronterizo de Al-Qaim, uno de los tres que unen Irak y Siria, y el primero sobre el que pierde el control el Gobierno central. Ayer, un grupo de hombres armados se hizo con el control de otro puesto fronterizo del Ejército en El- Walid, también en la provincia de Anbar y al lado de Siria, según informaron fuentes oficiales.
Los yihadistas no reconocen la línea fronteriza y aspiran a formar un califato en el corazón del mundo árabe, pero a nivel práctico este control es también muy importante como ruta logística para los milicianos. La amenaza se aproxima además a Jordania, ya que Rutba está a tan sólo 150 kilómetros de la línea divisoria. La toma de Al-Anbar es una realidad seis meses después del levantamiento armado en Ramadi y Faluya, primeros puntos calientes de una crisis que en medio año se ha extendido a toda la zona suní y está a las puertas de Bagdad.
El EIIL es la punta de lanza de la ofensiva que día a día se va consolidando en las zonas del país donde la mayoría de la población es suní, pero no está solo en su lucha. Piden la cabeza de Nuri al-Maliki, el primer ministro interino, al que acusan de ser el responsable de esta situación por gobernar de una forma sectaria en los últimos ocho años favoreciendo exclusivamente a los chiíes, comunidad que supone el 60% del país.
Los radicales, que desde abril de 2013 han unido los frentes sirio e iraquí, cuentan con el respaldo del antiguo partido Baaz y de exoficiales del Ejército y de las tribus locales, lo que está facilitando el éxito del golpe contra Al-Maliki. Una alianza similar a la que se produjo en 2006 y que terminó en una guerra interna entre los propios suníes para erradicar a los militantes de Al-Qaida.
Entre los grupos sublevados se encuentra el Ejército Islámico, cuyo fundador, Ahmed Dabash, ofreció una entrevista al canal kurdo Rudaw en la que manifestó que «Alá nos ha ordenado que nos defendamos» y justificó el uso de técnicas terroristas «en respuesta a lo sufrido desde 2003. Tras la retirada de EE UU el Gobierno comenzó a matar a suníes en nombre de la lucha contra el terrorismo. La gente que ahora combate son los que han estado perseguidos por Maliki y se limitan a defenderse».
En la cuerda floja
Desde el vecino Irán siguen muy de cerca una crisis que amenaza al poder de Al-Maliki, aliado de Teherán, que tras vencer en las elecciones del 30 de abril se disponía a iniciar su tercer mandato como jefe de gobierno. Ahora cuenta con la oposición de kurdos y suníes y de sus exsocios estadounidenses, que buscan «una persona capaz de tener puentes entre comunidades», según Barack Obama, que respondió a la petición de bombardeos selectivos de Al-Maliki con una oferta para enviar 300 asesores militares. Reino Unido avanzó ayer su disposición a prestar ayuda logística a Estados Unidos en Irak si Washington decide lanzar operaciones de combate. Así lo indicó el ministro británico de Trabajo y Pensiones, Iain Duncan Smith.
El líder supremo iraní, ayatolá Alí Jamenei, se mostró «totalmente en contra de una intervención de EE UU o de cualquier otro país en Irak», según recogió la agencia de noticias oficial iraní, IRNA. El presidente Hasan Rohani, por su parte, lanzó una advertencia a los «países que apoyan a los terroristas con sus petrodólares», sin mencionar directamente a Arabia Saudí y a Catar, a quienes Teherán acusa de financiar al EIIL.