ESPAÑA

UN DÍA GRANDE, SENCILLO Y ALEGRE

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Qué maravillosamente sencilla y alegre es la sucesión a la Corona en una Monarquía parlamentaria! La sencillez de este mecanismo sucesorio se celebra en dos dichos famosos, uno español y otro inglés. Cada uno responde al respectivo genio nacional: el dicho inglés ('El Rey ha muerto, viva el Rey') es impasible y elegante; el nuestro ('A Rey muerto, Rey puesto') es más llano y expeditivo. En el caso presente, todo son ventajas, porque don Juan Carlos vive y ahí está para aconsejar al rey Felipe VI y para recordarnos a los demás los buenos años de nuestras vidas que pasaron bajo su reinado.

No solo es sencillo el mecanismo sucesorio monárquico, sino que, cuando se pone en marcha, suele tratarse de una jornada alegre para una gran mayoría de ciudadanos. Cuando el jefe del Estado se elige por sufragio universal, como en Estados Unidos o en Francia, la sucesión tiene lugar tras una reñida batalla política, en la que hay vencedores y vencidos, con lo que la noche electoral resulta inevitablemente triste para muchos. En las repúblicas parlamentarias (Alemania o Italia), la elección del presidente es un acontecimiento oscuro que el pueblo soberano percibe con soberana indiferencia. En cambio, ayer la proclamación de don Felipe VI fue multitudinariamente seguida en toda España y el día fue alegre y tranquilo. Está bien que, de vez en cuando, se celebre un gran acto de Estado sin conflictos, procedimientos, actas ni impugnaciones, para recordarnos que somos un gran pueblo que sabe encontrar la unidad cuando es necesario.

Por lo demás, una coronación tiene algo de sacramento constitucional, de acto simbólico transmisor de un poder espiritual que fortalece y ayuda a restañar las heridas, con efectos sobre el nuevo Rey y sobre toda la nación. De ahí que en francés se utilice la misma palabra ('sacre') para la coronación y para la consagración. Por supuesto, a partir de hoy el nuevo Rey y todos nosotros tendremos que seguir con el mazo dando para construir la España renovada a la que don Felipe se refirió en su discurso ante las Cortes Generales. Pero lo haremos con una inspiración especial derivada de ese gran día que fue el de ayer, 19 de junio de 2014, en que celebramos la proclamación del nuevo Rey de España.