Don Felipe entrega al rey Fahd de Arabia Saudí una carta de su padre, el rey Juan Carlos, durante una visita oficial a la península arábiga en 1999. :: ÁNGEL DÍAZ / EFE
ESPAÑA

Felipe VI, un experto en América Latina con poca influencia en los países árabes

El Rey se enfrenta al desafío de continuar la labor de su padre como principal embajador de España en el exterior

MADRID. Actualizado: Guardar
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«La Corona asume la más alta representación de España en las relaciones internacionales, especialmente con las naciones de nuestra comunidad histórica». Estas palabras de don Juan Carlos, pronunciadas durante la cena de gala que ofreció al presidente mexicano Enrique Peña Nieto la semana pasada, vinieron a remarcar la importancia de la Familia Real en general, y del Monarca en particular, en la política exterior del Estado.

A lo largo de sus 39 años en el trono, don Juan Carlos se ganó el apelativo de 'mejor embajador de España'. Como Rey supo granjearse unas excelentes relaciones diplomáticas y personales con Marruecos, las monarquías árabes y los países de América Latina. El testigo pasa ahora a Felipe VI, quien como Príncipe de Asturias ha visitado ya más de 60 países. El punto fuerte del nuevo monarca se encuentra al otro lado del Atlántico. Desde 1996 ha asistido como más alta representación de España a las tomas de posesión de los 69 mandatarios latinoamericanos que han alcanzado las jefaturas de gobierno de sus países. Sus continuos viajes le han permitido ganarse no solo la consideración de los líderes polítios del continente sino también la de los ciudadanos de a pie. «Por donde va don Felipe queda demostrada la atracción popular que genera», dice de él Enrique Iglesias, quien fuera secretario general de la Comunidad Iberoamericana entre 2005 y 2014. «A lo largo de estos años ha desarrollado un carisma que no le viene heredado de su padre sino que lo ha logrado por sí mismo», añade este veterano político uruguayo.

Ese magnetismo de Felipe VI en el continente quedó patente durante la Cumbre Iberoamericana de Panamá del pasado octubre. El ahora Rey acudió al país centroamericano con la misión de suplir la ausencia de don Juan Carlos, que se quedó en España a causa de sus problemas de salud y se perdió la primera de estas citas desde que se institucionalizaran en 1991. Don Felipe no pudo participar en las deliberaciones de Panamá al estar reservadas para los jefes de Estado y de Gobierno. Pero mantuvo una intensa agenda paralela de cinco días en la que en cada acto su presencia fue homenajeada con ovaciones aún cuando su asistencia se limitaba a presenciarlos entre el público.

Menor presencia

En América Latina Felipe VI goza de un reconocimiento ganado a pulso pero en otras áreas geográficas aún debe granjeárselo. Un ejemplo es Marruecos, país al que el Príncipe de Asturias solo ha viajado en dos ocasiones de forma oficial. El rey Mohamed VI llama a don Juan Carlos hermano mayor, sin embargo su relación con don Felipe, aunque correcta, no se ha fraguado aún de la forma que lo ha hecho con su padre.

El golfo Pérsico es otro ámbito internacional donde Felipe VI ha mantenido hasta el momento un protagonismo discreto. En contraposición a sus decenas de desplazamientos a Iberoamérica el Rey solo ha visitado en una ocasión Omán y Emiratos Árabes Unidos y en otras dos Arabia Saudí. Entre los dirigentes de los países del golfo don Juan Carlos ha gozado de un particular reconocimiento, lo que le permitió ejercer el papel de mediador en unas relaciones comerciales que han brindado suculentos contratos a compañías españolas. Sus últimos viajes como Monarca fueron a esta región y los realizó acompañado de una numerosa delegación empresarial en busca de nuevas oportunidades de negocio. Para mantener la influencia de su padre en esta zona don Felipe deberá ganarse a partir ahora la confianza de unos jefes de Estado árabes que son de la generación de don Juan Carlos. A modo de ejemplo, el príncipe heredero saudí, Salman bin Abdul-Aziz Al Saud, amigo personal de su padre, tiene 79 años. Por el contrario Felipe VI, a sus 46 años, es el monarca más joven de Europa.