ESPAÑA

UN REY CAPAZ DE POTENCIAR EL LEGADO EXTERIOR

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Hace unos días Santiago Liniers, uno de los representantes de la nueva generación de españoles, para los cuales la transición a la democracia y la Constitución de 1978 forman parte de un pasado algo remoto, afirmaba que el legado principal del rey Juan Carlos es su buen hacer en el ámbito internacional. Desde esta perspectiva de alguien que da por consolidada la democracia y la asemeja al cambio de estaciones o la salida del sol cada mañana, es natural fijarse sobre todo en el importante papel que ha desempeñado nuestro Monarca durante 39 años en la política exterior española. Gracias a su trabajo constante, la imagen de España y sus intereses han sido potenciados por un jefe del Estado que durante muchos años acumulaba prestigio y tejía relaciones personales con los grandes de este mundo, con la ventaja añadida de su permanencia en su puesto, lo cual le permitía ganar cada vez más experiencia y multiplicar los contactos.

En la peor época de la relación entre España y EE UU durante el presidente Zapatero, en unas horas el Rey organizó un almuerzo al jefe del Gobierno con Barack Obama en la Casa Blanca, al que asistió él mismo, para empezar a poner remedio a la situación. El rey Felipe VI proseguirá sin duda esta senda de proyectar valores y hacer valer los intereses de España en el exterior. No empieza ni mucho menos de cero, porque buena parte de su preparación como Príncipe de Asturias ha tenido lugar en el ámbito de la política internacional, desde sus estudios de postgrado en la Universidad de Georgetown, la primera en este campo de Estados Unidos, su especial atención a Iberoamérica con viajes constantes a la región o su presidencia de honor del Real Instituto Elcano, una institución con la que se ha volcado y en la que participado de forma continuada en sus actividades.

El nuevo Rey sobresale por su visión cosmopolita y su dominio de varios idiomas, dos cualidades poco frecuentes entre nuestros representantes, con visiones más chatas y aldeanas y normalmente monolingües. Felipe VI piensa como un hombre de nuestro tiempo, especialmente bien formado, e interesado por seguir y comprender los cambios acelerados del mundo. España tiene por delante muchos desafíos a la hora de hacer política europea y política exterior. La llegada al trono de Felipe VI es una excelente noticia para potenciar nuestra dimensión internacional.