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Quid Pro Quo

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Llegando la temporada del estío muchos carnavaleros deciden cual será su futuro y empezarán a sopesar que es lo que más les interesa para esta próxima campaña. Quid Pro Quo, una cosa por otra, 'algo por algo'. Todos estamos en carnaval a cambio de algo y en estos días la balanza se inclinará según la recolecta que deseemos. Hay quien saldrá por el éxito personal y su mayor satisfacción será ganar para sentirse superior al resto. Otros son los que saldrán para escudriñar dinero extra para casa, que sería muy loable si no fuera porque después tiran los precios de sus caches haciendo una competencia desleal además de devaluar el trabajo de todos. Existen también los artistas, los que están por el ligoteo o por el vaso, o los que cada noche huyen de sus casas o les echan de ellas. Estos precisamente elegirán salir en cualquier agrupación que posea una barra para llevar el compás con sus nudillos y apoyar el codo en los descansos. Hay un número importante que se prodiga en Carnaval por su pasión por Cádiz y también los que derrochan una efusión desmesurada todos los días del año, esos talibanes de la fiesta que lloran con un pasodoble del Noly y luego no son capaces de verter una lágrima porque cierren Tabacalera. Están aquellos que salen por inflar su curriculum para obtener un antifaz de oro. Los que salen por hábito o porque cuando llegan las diez de la noche son personajes extraños en su propia casa y no saben qué hacer ni dónde meterse. Veremos en estas fechas los que cambian de grupo incluso de modalidad. A estos oportunistas y aprovechados será muy difícil adivinarles su destino porque realmente les mueve todo lo anterior y más, sin otro pretexto que el de arrimarse al sol que más calienta.

Elegir bien el destino cada año es proporcional a la importancia que cada cual le da al Carnaval y sobre todo de lo que busques en él. A veces el camino es lo más importante, no el destino.