Manifestantes congregados ayer en el Maidán de Kiev. :: AFP
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Un insulto a Putin eleva el tono entre Rusia y Ucrania

MOSCÚ. Actualizado: Guardar
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El ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, se declaró ayer «especialmente indignado» por el insulto proferido por su homólogo ucraniano, Andréi Deshitsa, al presidente de Rusia, Vladímir Putin. El incidente se produjo cuando el sábado el jefe de la diplomacia de Kiev se unió a los manifestantes que habían atacado la Embajada rusa, en una ofensiva canción en la que llamaron «cara de polla» al presidente.

El propio Deshitsa justificó su insulto a Putin al decir que era la única manera de salvaguardar la Embajada rusa y lograr que los grupos más radicales dejaran de atacar el edificio. La explicación del diplomático ucraniano no ayudó a calmar los ánimos del Kremlin. «Entiendo que tiene de quién aprender, ya que aquellos que apoyan a las autoridades ucranianas actuales en Washington tampoco se cortan a la hora de lanzar alguna palabra soez. Pero Deshitsa debe elegir las palabras», señaló Lavrov, quien dijo no saber cómo serán a partir de ahora las relaciones entre ambas partes.

Lavrov denunció también la pasividad de la Policía ucraniana frente a las «acciones provocadoras» que se vivieron. «Nuestros diplomáticos sintieron que los manifestantes se querían apoderar físicamente de la Embajada. «Hay razones para creer que querían ver correr la sangre», añadió al recordar cómo algunos de los congregados rompieron ventanas y atacaron vehículos oficiales.

Mientras tanto, miles de personas concentradas en el Maidán para exigir al presidente ucraniano, Petro Poroshenko, mano dura con los separatisras. Algunos de los congregados incluso pidieron que se declare la ley marcial en Donetsk y Lugansk y que se cierre la frontera con Rusia, de donde, según Kiev, los insurgentes reciben refuerzos y armas.