Una huelga de trenes agrava la crisis de Hollande
Los sindicatos del sector ferroviario se movilizan por sexto día contra un plan de fusión en el sector que busca atajar la deuda de 44.000 millones
PARÍS. Actualizado: GuardarA los numerosos frentes que tiene abiertos el presidente francés, François Hollande, tanto a escala doméstica como mundial se ha sumado un nuevo conflicto que, por primera vez, parece representar un serio riesgo político para el Ejecutivo. Se trata de la huelga de trenes que desde hace seis días mantienen los sindicatos CGT y Sud Rail contra el proyecto de reforma del sector. Los reiterados llamamientos al diálogo realizados por el mandatario galo y los miembros de su Gobierno no han hecho sino avivar el malestar de los trabajadores, que se oponen a la fusión de la Sociedad de Ferrocarriles (SNFC) con la empresa que gestiona y mantiene las infraestructuras, Red Ferroviaria de Francia (RFF).
Aunque el seguimiento a la huelga se ha ido reduciendo -el primer día se unieron a la movilización el 27,84% de los empleados frente al 17,49% del viernes-, los efectos para la economía y para los ciudadanos siguen siendo igual de demoledores. Prueba de ello es que en las últimas jornadas ha operado poco más de la mitad de los trenes de larga distancia, unos cuatro de cada diez en los regionales y líneas de trayecto medio, así como un tercio en los de las cercanías de París.
Hoy se espera que los problemas de la huelga se agraven debido al inicio de los exámenes preuniversitarios, a los que se presentan casi 700.000 estudiantes. La disminución de los servicios ferroviarios trasciende igualmente las fronteras. En España e Italia apenas circula un tercio de los trenes que conectan ambos países con Francia y seis de cada diez lo hacen en Suiza y Alemania.
«Modernización»
La solución, por el momento, no parece inmediata ya que tanto el Ejecutivo como los sindicatos se mantienen firmes en sus posturas. Mientras el primer ministro, Manuel Valls, considera que la reforma es «indispensable para la modernización del servicio público» y estabilizar la deuda del sector, los trabajadores piden una discusión a fondo y temen que la nueva normativa afecte el régimen especial de pensiones que les permite jubilarse antes que el resto, entre otras mejoras. El proyecto de reforma será examinado mañana en la Asamblea Nacional y, en opinión de Valls, «tendrá una amplia mayoría». El secretario de Estado de Transporte, Frédéric Cuvillier, se muestra igual de convencido y sostiene que el 80% de la población respalda la iniciativa. Los sindicatos CGT y Sud Rail, por el contrario, no ven con buenos ojos la creación de un ente que asuma los 44.000 millones de euros de deuda conjunta de SNCF y RFF y exigen al Estado que se haga cargo.
«Entre la falta de sentido y el sentido común, estoy a favor del sentido común», zanjó ayer el ministro de Finanzas galo, Michel Sapin. Sin embargo, sus palabras no han hecho mella en la huelga de trenes, que sumada a la protesta de los trabajadores temporales del espectáculo colocan a Hollande ante la primera «fuerte contestación sindical» desde que asumió el poder hace dos años.