
PSC, el riesgo de estar en tierra de nadie
Los socialistas catalanes han sufrido la crisis del PSOE y han pagado la factura de la indefinición ante el soberanismo y el españolismo
MADRID. Actualizado: GuardarEl Partit dels Socialistes de Catalunya se ha visto azotado por dos vendavales, el que ha sacudido al socialismo en España y el que ha dispersado su electorado, desconcertado ante su indefinición entre el soberanismo y el españolismo. El resultado es que el partido ha quedado desarbolado, sin líder, a la deriva y con serio riesgo de naufragio.
Hasta hace solo seis años, el PSC era todo en Cataluña. Primer partido, gobernaba la Generalitat, tenía la alcaldía de Barcelona, todas las diputaciones, miles de municipios y aportó a la segunda victoria de José Luis Rodríguez Zapatero 25 diputados y más de un millón y medio de votos. Su debacle es la mayor que ha sufrido un partido en un solo territorio y ha situado a la organización en el camino de la irrelevancia política. Ha perdido todos los grandes municipios, Barcelona incluida después de tres décadas de alcaldías socialistas, su peso electoral está en el 14%, y tras la dimisión de Pere Navarro se encuentra sin líder y sin perspectivas de renacimiento.
Una caída tan formidable solo se explica por la irrupción de otro fenómeno formidable, el independentismo, que pilló en 2012 al PSC en la inopia. La dirección del partido no supo a qué carta quedarse y tiró por la calle del medio. Defendió el derecho a decidir, pero para decir no a la independencia.
Ni carne ni pescado. Una posición que no contentó a nadie. Ni al PSOE ni al sector catalanista ni al españolista del PSC. Navarro, para la dirección del PSOE el mejor líder que podía tener el PSC por ser el menos catalanista, trabó un discurso federalista como solución para Cataluña y España. El mensaje resultó ininteligible en Cataluña y en España.
Ruptura con el PSOE
El coqueteo con el soberanismo, que pedían amplios sectores del partido, hubiera desembocado en la ruptura con el PSOE. Navarro y Rubalcaba creyeron haber zanjado la polémica con el 'documento de Granada', alumbrado en una reunión de todos los barones socialistas en esa ciudad andaluza en julio pasado. Pero el resultado de esa estrategia fue la huida del electorado catalanista y los dirigentes adscritos a esa etiqueta. Por salvar la relación fraterna con el PSOE, el PSC se hundió en Cataluña.
El socialismo catalán se ha caracterizado, además, por su transversalidad y su desplome, por tanto, ha sido transversal. No solo perdió apoyos entre los catalanistas, también sufrió una hemorragia por la vertiente española. Sus posiciones eran vistas con recelo en la orilla antisoberanista y esos votos migraron hacia un discurso más beligerante con el independentismo, hacia el de Ciutadans.
Si a todo ello sumamos las inquinas personales y disputas familiares que nunca han faltado en el partido, el resultado fue la tormenta perfecta. El PSC se quedó sin respuestas para los grandes cuestiones; y también sin líderes. Nadie quería la silla de Navarro, algo inédito ante un congreso extraordinario. Deprisa y corriendo tiraron de una alcaldesa como solución de consenso, la de Santa Coloma de Gramanet, Nuria Parlon, que formalizará hoy en el consejo nacional del PSC su candidatura a dirigir los restos del naufragio.