Kiev arrebata a los separatistas la estratégica Mariúpol
La posibilidad de un alto el fuego se aleja cada vez más, mientras el Gobierno se prepara para que Rusia corte el gas el lunes
MOSCÚ. Actualizado: GuardarLos intentos fallidos de entablar negociaciones con los separatistas prorrusos, que exigen a Kiev que cese su ofensiva en el este del país y retire sus tropas, parecen haber convencido a las autoridades ucranianas de que no hay otra opción que intensificar el uso de la fuerza para acabar con la sublevación. Tras toda la semana tratando infructuosamente de desalojar de Slaviansk a los insurgentes, ayer el Ejército ucraniano y la Guardia Nacional tuvieron más suerte en Mariúpol (región de Donetsk), ciudad portuaria que, según el Gobierno ucraniano, vuelve a estar de nuevo bajo el control de Kiev. Las fuerzas ucranianas se emplearon a fondo y con aparente éxito en otros puntos de las regiones de Donetsk y Lugansk y recuperaron algunos puestos de control en la frontera con Rusia. El Ministerio de Defensa ucraniano aseguró que 40 rebeldes murieron en combates cerca de la localidad de Stepánovka.
El asalto a Mariúpol, importante puerto en el mar de Azov con medio millón de habitantes, comenzó de madrugada. «Lástima que Mariúpol haya tenido que despertarse bajo el fragor de los disparos, pero la ciudad de los metalúrgicos debe vivir y trabajar no bajo el dictado de bandidos», escribía el ministro ucraniano de Interior, Arsén Avákov, en su Facebook. Según sus palabras, las tropas ucranianas sólo tuvieron cuatro heridos, uno de ellos grave. Entre los insurrectos hubo cinco muertos, aseguró Avákov, que también anunció triunfalmente que «la bandera de Ucrania ha vuelto a se izada en el Ayuntamiento de Mariúpol». A finales de mayo, el Ejército ucraniano ya intentó limpiar la ciudad de rebeldes, pero no lo logró.
El presidente ucraniano, Petro Poroshenko, le pidió ayer al gobernador legítimo de Donetsk, Serguéi Taruta, que instale provisionalmente su oficina en Mariúpol mientras la suya siga ocupada por los separatistas. Precisamente uno de los jefes de los prorrusos de Donetsk, Denís Pushilin, era el objetivo de un atentado perpetrado el jueves por la noche. En su vehículo, aparcado junto al edificio de la administración regional, fue colocada una bomba que al hacer explosión mató a tres personas e hirió a cuatro. Pushilin se encontraba en ese momento en Moscú, donde ofreció una entrevista al canal Rossia-24 afirmando que todas sus sospechas recaen sobre Kiev. El líder separatista descartó cualquier tipo de diálogo con las autoridades ucranianas. El pasado 7 de junio, el ayudante de Pushilin, Maxim Petrujin, fue asesinado a tiros en el centro de Donetsk.
Mientras tanto, el anuncio del Ministerio de Energía ruso de suspender las negociaciones sobre las tarifas del gas, que vienen celebrándose en Bruselas, hasta que Kiev no pague la suma de 1.950 millones de dólares (1.440 millones de euros), obligó ayer al primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk, a tomar medidas. Éste ha ordenado al Ejecutivo y a la compañía de gas ucraniana Naftogaz que se preparen para que el país se quede sin suministro de gas ruso el lunes. La condición de Moscú, previa a la continuación de las negociaciones, era recibir la suma antes de las 10 de la mañana del lunes. La última ronda de conversaciones sobre el gas, la sexta ya, terminó el miércoles en Bruselas sin resultados.