Dos meses por dos horas

El 9 de mayo varias fans se plantaron delante de la puerta 5 del estadio Vicente Calderón para coger sitio para el gran día. Dos meses más tarde, el 10 y 11 de julio, actuarían sus ídolos, One Direction, y no se lo pensaron dos veces. Avisaron por Twitter de que ya estaban allí y los demás grupos de incondicionales de la 'boyband' británica «no tuvieron otro remedio» que ir para allá. Así comenzó una historia que dura ya un mes y que reúne cada día a más chicas -y algún chico- en el estadio.

Ellas se han hecho con su trozo de calle como si de su casa se tratara. Allí hay mantas, esterillas, comida, bebida, juegos de cartas, música y hasta un perro. Aseguran que no se aburren a pesar de la larga espera, pero es que lo tienen todo muy organizado. «Unas están de 8 de la mañana a 3 de la tarde y otras hasta las 10 de la noche», cuenta Alicia, una adolescente de 16 años que va al Calderón todos los días desde el 11 de mayo. El problema de tanta organización es que siempre hay alguien que lidera por encima de los demás. «Hay que estar a las 8 aquí, aunque dan dos horas de margen por si tienes que hacer algo, pero si a las 10 pasan lista y no estás, te quitan de los primeros puestos y da igual que lleves aquí viviendo veinte días», explica la joven.

Pero las interminables horas sentadas en el suelo no han sido, hasta ahora, el mayor de los problemas. Hace dos semanas, según cuentan, fueron atacadas por tres personas que pasaban por allí «bastante borrachas» y que empezaron a tirarles piedras, vallas y a insultarlas mientras ellas dormían. «A partir de ese día decidimos no volver a pasar la noche aquí porque era muy peligroso», asegura Marta, de 16 años. Sin embargo, se 'acerca' la fecha del concierto y todas son conscientes de que en breve empezarán a llegar muchos más grupos de fans. «Ahora se acaba selectividad y muchas chicas vendrán porque ya no tienen nada que hacer», explica Alba, una de las pocas mayores de edad y que ha estudiado la PAU (Prueba de Acceso a la Universidad) sentada en los escalones de la puerta 5 del estadio. «Si mi madre me viera, me mataría», bromea.

Con el sol propio de una tarde de 30 grados en Madrid, este grupo de chicas lo tiene claro: no merece la pena tanta espera. Sobre todo, según ellas, «porque luego llega cualquiera y se cuela sin haber estado aquí ni un día por la mala organización que hay siempre en los conciertos», explica Carla, una chica de 15 años que estuvo también en el concierto de Madrid del año pasado, el del 24 de mayo en el Palacio de Vistalegre. En esa ocasión 'solo' tuvieron que esperar 18 días en la puerta y aún así fue «muy duro» ver cómo «madres con niños» les daban codazos para pasar por delante de ellas. Carla reconoce que en esta ocasión no sabe hasta dónde va a llegar «si se cuela alguien después de dos meses allí».

De las veinte personas que tenían turno de tarde, solo hay un chico. Víctor, de 16 años, rodeado de todas sus compañeras de espera, asegura que es la primera vez que verá a One Direction en concierto y que aunque está seguro que el día del concierto con la emoción se le olvide, no cree que vuelva a estar tanto tiempo esperando por ver a un artista.