El coste energético, la gran piedra en el camino de la recuperación
La gran industria denuncia que el precio final de la electricidad ha aumentado un 40% en los últimos siete años
MADRID. Actualizado: Guardar«Los costes energéticos se han comido casi todo lo ahorrado en los salariales». Es el lamento, cada vez más extendido, de muchos empresarios españoles. El alto precio de los productos energéticos (electricidad y gas) estrangula de manera particular la actividad de la gran industria española, sobre todo la electrointensiva (siderurgia, cementera o química, por poner sólo tres ejemplos). Y más cuando esos costes se comparan con los que tienen las empresas de otros países europeos, por no hablar de las norteamericanas.
El gran problema es que, aunque los precios del mercado diario de electricidad sean más o menos equiparables a los de otros países europeos, la mayor parte de las grandes empresas industriales españolas compran la energía en los mercados a plazo «porque necesitamos tener unos costes predecibles y no estar sometidos a los vaivenes del mercado», explica Fernando Soto, director general de la Asociación de Empresas con Gran consumo de Energía (AEGE). Y es ahí donde las compañías nacionales pagan precios superiores a la mayoría de competidoras comunitarias. «Se nos aplica una especie de prima de riesgo asociada a la incertidumbre regulatoria, entre otros motivos», lamenta.
A ello hay que añadir el hecho de que desde 2008, los peajes (la parte regulada del recibo) que paga la industria en España «se han doblado», advierte. «Otros gobiernos, por su parte, tienen articulados mecanismos de apoyo a la industria como, por ejemplo, exenciones en el pago de las primas a las renovables, o directamente de los peajes», añade.
Pedro Larrea, presidente ejecutivo de FerroAtlántica -el primer consumidor industrial español de energía eléctrica- aporta más cifras: el grupo soporta precios «un 28% superiores a la media y que suponen el doble de lo que la compañía paga, por ejemplo, en Francia».
El precio de la energía, «único elemento diferenciador para competir en un mercado global», ha aumentado en España un 40% en los últimos siete años, denuncia Larrea. Por eso, la empresa ha decidido concentrar su expansión en países con costes energéticos más bajos. Canadá es uno de ellos, si bien no el único.