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«La vi en el hospital y le dije: ponte buena que él está donde se merece»
Motril llora la muerte de Araceli, que llevaba 17 días en el hospital y parecía recuperarse de los martillazos que le pegó en la cabeza su marido
MOTRIL. Actualizado: GuardarMari Carmen Barrera se siente familia muy cercana de Araceli Moreno aunque la única sangre que compartían era la de vivir puerta con puerta. En cuanto le dijeron que había pasado a planta -este viernes- se plantó en Granada, en el hospital, para verla. Habían pasado 17 días desde que el marido de Araceli le había abierto la cabeza a martillazos. La motrileña agredida había conseguido superar las heridas y antes de ayer «no paraba de cascar y de hacer bromas», según cuenta su propia familia.
Carmen fue a ver el viernes a Araceli sin saber que era la última vez que hablaría con ella. Ayer sábado, mientras se disponía a prepararse para la comunión de su nieta, los primos de Araceli le dieron la fatal noticia. Había muerto de madrugada. «Casi no me lo creo, ¿habrá esperado a verme para morirse, Dios mío?», exclamaba la vecina de la fallecida con los pelos de punta y la voz entrecortada.
Araceli Morales murió en el Hospital de Traumatología en la madrugada de ayer sábado. Esta mujer de 60 años recibió una brutal paliza a martillazos de manos de su marido, Francisco E. P., el pasado 20 de mayo sobre las 14.30 horas en el domicilio que ambos compartían en la calle Antillas de Motril. Araceli ingresó con un traumatismo craneoencefálico grave en la UCI de Traumatología esa misma tarde donde fue operada en una difícil intervención quirúrgica por profesionales de este centro que se han dejado la piel en estos quince días para recuperar la vida de esta mujer. Justo cuando su estado de salud mejoraba, le llegó la muerte. De hecho, fuentes sanitarias confirmaron que a las doce de la noche estaba bien y que en el siguiente cambio de postura ya la encontraron fallecida, por lo que ayer le practicaron la autopsia para conocer las causas de la muerte.
Carmen encontró el viernes a Araceli cansada, con un hilo de voz por haber tenido un tubo en la garganta, pero contenta y sin rencor en su rostro. «Era la persona más maravillosa de este mundo. Muy buena, tan buena que creo que por eso le ha pasado esto. La vecina de Araceli recuerda el encuentro como algo agridulce. «Me dijo que le diera dos besos a Ascensión, que le dijera a Lola que no podría ir a la boda de su hijo y que le diera las gracias a todas las vecinas que habían preguntado por ella». La vecina quiso el viernes animar a Araceli. «Le dije: ponte buena que él ya está donde se merece y le también le bromeé diciéndole que pronto estaría en la playa panza arriba poniéndose morena, porque le encantaba».
Muestras de cariño
En la puerta de la vivienda de Araceli está todo cerrado a cal y canto y aún permanece el precinto policial. Motril entera lloraba ayer su muerte y volvían a brotar las múltiples muestras de cariño que ya le brindaron tras ser agredida.
Las casualidades de la vida han querido que fuera precisamente el viernes cuando la Policía Nacional hizo una reconstrucción de los hechos con el presunto asesino en el domicilio donde ocurrió la paliza mortal.
El único acusado por la autoría de la agresión a martillazos, abogado separado de su ejercicio profesional, se encuentra en prisión desde el pasado 20 de mayo, tiene cincuenta años, llevaba doce conviviendo con la fallecida bajo el mismo techo y había sido denunciado por la víctima en el mes de enero de 2014 por un robo de joyas.
El arrestado también fue acusado por una médica del centro de salud san Antonio de Motril por un delito de agresión sexual y atentando contra un funcionario público. Un tribunal lo condenó, aunque la pena no superó los dos años de cárcel por lo que no ingresó en prisión. Fue precisamente a raíz de esta condena por abusos sexuales, cuando la fallecida decidió poner punto final a su relación matrimonial de doce años e iniciar los trámites de separación. Según comentó su familia «ella pidió ayuda y no podía echarlo ni irse de su casa porque hubiese sido abandono de hogar, por eso quería firmar el divorcio». Esta maestra prejubilada a la que todo el mundo quería fue velada ayer en Motril. «Era una persona maravillosa. Estuvimos con ella en el hospital y se acordaba de todo», indicaron fuentes de la familia.