El pueblo del soldado Bergdahl cancela la fiesta por su libertad
Las amenazas de quienes consideran al joven un traidor y el miedo a una avalancha de asistentes llevan a los organizadores a suspender el acto
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarJeff Gunter es el jefe de Policía de Hailey, una población de apenas 8.000 habitantes que durante los últimos cinco años ha estado reclamando la liberación de uno de sus hijos predilectos, el soldado Bowe Bergdahl, de 28 años, que se había convertido en el único prisionero de las guerras de Irak y Afganistán. Este año la concentración del 30 de junio, fecha en la que desapareció, prometía convertirse en una celebración por su reciente liberación, hasta que el teléfono de Gunter empezó a arder con llamadas de odio y amenazas nada veladas que prometían ir a aguar la fiesta.
«Recibí una llamada de un grupo de veteranos de California que quería traer 2.000 manifestantes y nos preguntaban cómo manejamos nosotros los aspectos legales de esas cosas», contó el jefe de policía al periódico 'Idaho Stateman'. Gunter tiene a su cargo 17 policías. Todo el condado de Blaine, otros 17. La cosa pintaba mal si algo se le iba de las manos. Los grupos que han apoyado la liberación de Bergdahl, al que muchos acusan de desertor antes de que el Pentágono lo concluya, habían concentrado en años anteriores a 2.500 personas. Esta vez esperaban doblar esa cifra con la buena noticia, que pronto dejó de serlo.
«En interés de la seguridad pública, el evento será cancelado», informaron los organizadores. «Hailey no tiene la infraestructura para manejar un evento del tamaño en el que esto se puede convertir».
El Ayuntamiento recibía cien correos diarios. La Cámara de Comercio, cientos de llamadas. «Decían que somos una vergüenza por celebrar a un traidor. Cancelaban las reservas que tenían para venir a pescar o hacer camping en Idaho». Los hoteles de la zona registraron llamadas similares. «La gente de Texas creemos que todos los de Idaho vais a darle a ese traidor una bienvenida de héroe y estaremos allí para impedirlo», dijo Gary Pringle al periódico local.
Las organizadoras, Stefanie O'Neil y su madre Debbie, se resistían a juzgar al chico antes de que tenga la oportunidad de hablar. En cualquier caso, la celebración era para sus padres, Robert y Jani, que durante cinco años han hecho lo indecible para facilitar la liberación de su único hijo. El sábado se encontraban casualmente en Washington para recibir una actualización del Pentágono cuando se les dio la buena noticia.
Bob Bergdahl es un repartidor de UPS al que todo el mundo conoce en el pueblo. Desde que su hijo fue secuestrado por los talibanes en Afganistán se dejó la barba y aprendió pastún para comunicarse con ellos.