MUNDO

La crisis de Ucrania desembarca en Normandía

Putin coincide con los dirigentes occidentales por primera vez desde la anexión de Crimea

PARÍS. Actualizado: Guardar
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Una veintena de jefes de Estado y de Gobierno, entre ellos el estadounidense Barak Obama, el ruso Vladímir Putin y el ucraniano Petro Porochenko, participan hoy en la ceremonia internacional conmemorativa del 70º aniversario del Desembarco de Normandía. Se trata de la primera vez que Putin coincide con los dirigentes occidentales desde la anexión de Crimea y no se descarta que se produzcan gestos de distensión o incluso reuniones a dos o varias bandas en el marco de un acontecimiento que puede transformarse en una cumbre informal sobre Ucrania.

El programa oficial arrancó ayer en París con la quinta visita de Estado de la reina Isabel II de Inglaterra, de 88 años, que rindió homenaje a la tumba del soldado desconocido, bajo el Arco de Triunfo, junto al presidente francés, François Hollande. Su hijo el príncipe Carlos acompañado de su esposa, Camilla, asistió en la localidad normanda de Ranville al salto de 300 paracaidistas, entre ellos el veterano escocés Jock Hutton, de 89 años, a quien saludaron en persona.

Hollande cenó luego con Obama. Con asistencia de los jefes de la diplomacia de los dos países, John Kerry y Laurent Fabius, entre plato y plato hablaron de Ucrania, Siria, África, la lucha contra el terrorismo y el caso del banco BNP Paribas amenazado de sanciones financieras por la justicia neoyorquina.

Posteriormente, el presidente francés recenó en el palacio del Elíseo con Putin para abordar la crisis ucraniana y las relaciones de Rusia con la Unión Europea y la OTAN. Fue un ejercicio de equilibrismo diplomático propio de la guerra fría en aperitivo al banquete previsto hoy en el castillo de Bénouville en el que los mandatarios de Moscú y Washington compartirán mesa y mantel bajo la expectativa de una incipiente digestión de sus diferencias. Nada más aterrizar en París Putin se había reunido con el jefe de gobierno de Gran Bretaña, David Cameron, en un salón privado del aeropuerto de Roissy-Charles de Gaulle. Fue su primera entrevista con un dirigente de una potencia occidental desde la crisis de Crimea.