Inyección de 400.000 millones a la economía
El BCE también baja los tipos de interés al «histórico» 0,15% por el riesgo de que la baja inflación se perpetúeDraghi pide seguir con la agenda reformista y anuncia que podrían aprobar nuevas medidas, como una compra masiva de deuda
BRUSELAS. Actualizado: GuardarY 'Súper Mario' sacó su fusil. El BCE, siempre reacio a actuar, escribió ayer otra página «histórica». Aprobó una batería de medidas no convencionales empujado por la preocupante debilidad de la zona euro y, sobre todo, por una inflación que no solo continúa lejos del objetivo del 2%, sino que lleva demasiado tiempo merodeando con las tasas negativas, con la temida deflación. Un escenario que dejaba al Consejo de Gobierno del BCE un escaso margen de actuación: había que sacar los tanques al mercado, desplegar toda la «artillería» y hacerlo, además, de golpe.
Ayer, hizo historia. Porque nunca antes los tipos de interés habían estado tan bajos (0,15%) ni se había aprobado una tasa negativa para la facilidad de depósito (-0,10%). Pero hubo más, muchísimo más. Fráncfort, anunció un eufórico Mario Draghi, instalará otra barra libre de liquidez de 400.000 millones hasta 2018 para intentar reactivar el crédito que llega a la «economía real», sobre todo a las pymes.
El banquero italiano no defraudó. Las bolsas se dispararon, las primas de riesgo bajaron y el euro se depreció frente al dólar, uno de los grandes objetivos del anuncio de ayer. Todo trascurrió según el guión previsto. El terreno comenzó a abonarse en la reunión de mayo, cuando se dejó entrever que el BCE ya había decidido marcar en rojo su cónclave de junio. Había unanimidad en la actuación -incluso de Alemania- y también urgencia, demasiada.
La inflación de mayo en la Eurozona se volvió a desplomar hasta el 0,5% mientras que el crecimiento experimentado en el primer trimestre bajó hasta el 0,2%. Con Francia en coma (0%), Italia en tasas negativas (0,1%), Holanda en caída libre (-1,4%) y Alemania (0,8%) manteniendo el tipo a duras penas seguida de lejos por España (0,4%), segunda del escalafón. La zona euro no carbura. No hay recesión, el enfermo ya ha dejado la UCI pero sigue muy lejos de poder recibir el alta. La única medicina posible solo podía llegar de Fráncfort y ayer, por fin, el BCE procedió a enviarla a Bruselas por correo urgente.
«Aún no hemos terminado»
«Con nuestra decisión, pensamos que es un paquete significativo. ¿Hemos terminado con esto? La respuesta es no. No hemos terminado aquí. Si es necesario, dentro de nuestro mandato, seguiremos adoptando medidas monetarias no convencionales si son necesarias», recalcó Draghi a preguntas de los periodistas.
Lo que sí confirmó es que los tipos de interés se mantendrán a niveles tan bajos durante un «largo periodo de tiempo», un latiguillo que ya comenzó a utilizar en noviembre, cuando en el Consejo de Gobierno del día 7 anunció la que entonces fue «histórica» bajada de tipos del 0,5% entonces vigente al 0,25%. A partir del día 11 de este mes, bajarán al 0,15%. Dinero barato pero también tasas negativas para la facilidad de depósitos, una medida jamás tomada en los grandes bancos centrales y solo con precedentes en Dinamarca y Suecia. Lo que se pretende es que los bancos no busquen de forma permanente el refugio de las arcas de Fráncfort y destinen su dinero a la economía real, a las pymes y las familias, en lugar de hacerlo a la compra de deuda soberana aprovechándose de la liquidez del sistema ('carry trade').
La tercera y esperada medida probada por el Consejo de Gobierno fue una inyección de liquidez de 400.000 millones (LTRO por sus siglas en inglés), que se prolongará durante cuatro años (hasta 2018) y que estará condicionada a que el dinero llegue, efectivamente, a la economía real. No como ocurrió en diciembre de 2011 y febrero de 2012, cuando el BCE no estableció condicionalidad alguna y las entidades financieras se limitaron a sanear sus balances.
Otros 165.000 millones
El Consejo de Gobierno, por otra parte, también decidió suspender el programa de esterilización de compra de bonos que el BCE venía adquiriendo desde 2010 y que asciende a 165.000 millones. Dinero inyectado al sistema, pero retirado del mismo cada semana para compensar esta liquidez excepcional. La suspensión de este programa significa que los bancos tienen 165.000 millones más para poder maniobrar en el mercado.
Cuatro medidas impactantes, cuatro puñetazos encima de la mesa con las que Draghi quiere revitalizar la Eurozona. Un banquero italiano que aprovechó la ocasión para advertir a los líderes comunitarios de que él ya ha cumplido con su parte, que ahora son ellos los que deben cumplir con la suya siguiendo la senda de la «consolidación fiscal e impulsando las reformas estructurales».
Pero hay más lecturas. Toda la euforia que el plan de choque provocó ayer se torna en algo más que preocupación cuando se rasca sobre la superficie y se ve que quizá no todo esté tan bien como se predica desde algunos ámbitos. Las proyecciones macroeconómicas del BCE apuntan en esta dirección, con una bajada de la previsión del PIB para este año (solo un 1%) y una inflación a la baja que no alcanzará el 1,5% hasta el último trimestre de 2016. Y no hay que olvidar que el objetivo es el 2%.
Por ello, nadie descarta nada. Ni el propio 'Súper Mario', que se guarda en la recámara no una bala, sino una suerte de bomba de relojería: la compra masiva de deuda pública o privada a través de la llamada Quantitative Easing (QE). De momento, lo que sí se ha comenzado a estudiar es una versión 'light' basada en la compra de activos respaldados con deuda a empresas (ABS).