Julio Iglesias, durante un concierto en Moscú en 2013. :: AFP
Sociedad

La lista negra del poder rojo

Julio Iglesias era un «neofascista» para el KGB, que incluyó al cantante en su nómina de artistas vetados en las radios de la URSS

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Julio Iglesias, aclamado más allá del telón de acero mucho antes de la caída del muro de Berlín, era para las autoridades soviéticas un «neofascista» cuyas canciones no debían llegar a oídos del pueblo ruso. El incombustible cantante de la voz de seda y la piel de bronce vende millones de discos en Rusia y da conciertos en Moscú o San Petersbugo cada temporada, con la infalibilidad del turrón en Navidad. Pero figuró en una lista negra del KGB con otro puñado de artistas a los que el Kremlin puso la proa.

Alexei Yurchak, catedrático en Berkeley y experto en cultura popular e ideologías, ha aireado un documento oficial titulado 'Una lista aproximada de bandas musicales extranjeras y artistas cuyos repertorios contienen composiciones ideológicamente perjudiciales' que incluye en su libro 'Todo era para siempre, hasta que dejó de serlo'. El autor del 'Hey!', 'La vida sigue igual' o 'Gwendolyne' era hace tres décadas una voz 'non grata' para el Gobierno soviético que metió al cantante español más universal en una lista 'petada' de grandes y sacrílegas leyendas de la música. De Donna Summer a Village People, pasando por AC/DC o Iron Maiden, la lista negra del poder rojo no deja estilo ni títere con cabeza. Hay grupos de inspiración satánica como Black Sabbath o Iron Maiden -«oscurantistas religiosos»- Judas Priest -«racistas y anticomunistas»- y siniestros cantantes de parecida onda, como el «vándalo» Alice Cooper.

La lista precisa las razones para la exclusión de cada artista. Para el KGB los australianos de AC/DC eran «neofascistas», como Julio Iglesias y el grupo 10cc. Donna Summer representaba un «estereotipo femenino inadecuado» para la población rusa; los extintos Ramones, «demasiado punk»; Van Halen, «un enemigo para la cultura soviética»; Tina Turner, «demasiado agresiva y sexual» y, por supuesto los «violentos» Village People pardigma de la depravación y la propaganda homosexual. Se acusaba a Pink Floyd de «interferir en la política exterior rusa en Afganistán» a Talking Heads de ser «una amenaza para el poder militar» y se metía en el mismo y negro saco de punkarras extraviolentos a Sex Pistols, B-52, Madness o Strangers. Los Kiss son ejemplo de «violencia nacionalista», toda una paradoja viniendo del KGB, que condena al grupo Crocus de encarnar un «violento culto a la personalidad». Por la explícita sexualiad de sus temas entran en lista Originals, Shannon English o Manish Machine.