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Inmigrantes más alemanes que los propios alemanes

Un informe confirma la plena integración en el país de Merkel de los extranjeros, cuyo nivel académico ya supera la media de los locales

BERLÍN. Actualizado: Guardar
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Los ciudadanos de origen extranjero que viven en Alemania no sólo suponen un porcentaje cada vez mayor de la población, sino que su integración llega a ser tan fuerte que acaban siendo más alemanes que los propios alemanes. Prácticamente uno de cada cinco ciudadanos residentes en Alemania, exactamente el 19,2%, tienen raíces extranjeras según datos publicados ayer por la Oficina Federal de Estadística (Destatis). Los datos de un censo realizado por la institución pública destacan que en Alemania viven 15,3 millones de personas de origen extranjero, de las que el 60,2% se han nacionalizado y el resto mantiene aún su nacionalidad de origen. Destatis subraya al respecto que esos ciudadanos contribuyen decisivamente a rejuvenecer la población de un país amenazado por el envejecimiento, ya que la edad media de quienes tienen un origen migratorio es de 35 años, mientras la de los alemanes puros y duros es de 45 años. Es más, los hogares con ciudadanos de origen extranjero tienen una media de 3,4 miembros, frente a las 2,4 personas que viven en un hogar alemán sin trasfondo extranjero.

Más interesante aún es el estudio presentado casualmente a la vez por el Instituto Berlinés de Demografía y Desarrollo sobre la integración en el país de los ciudadanos de origen extranjero, que se considera alcanzada cuando «el bienestar económico y social de los inmigrantes alcanza la media de la sociedad».

Titulado 'Nuevos potenciales', el análisis concluye, entre otras cosas, que los ciudadanos de origen extranjero se parecen cada vez más a la sociedad local. Son un grupo que envejece, vive cada vez más en hogares unipersonales, no fundan familias con la frecuencia de sus países de origen y cada vez tienen menos niños. Su nivel de titulados académicos ha superado incluso la media de los alemanes. «Ya no se puede hablar de una inmigración de origen pobre como fenómeno de masas», dicen los demógrafos berlineses, para quienes cada vez es más patente que las vacantes de personal cualificado en la industria y empresas alemanas son ocupadas en los últimos años de manera masiva por ciudadanos procedentes de otros países.

El instituto de la capital alemana subraya que, frente al estudio anterior publicado hace cinco años, el nivel de integración de los inmigrantes extranjeros ha mejorado claramente. Fundamentalmente debido a la buena situación económica del país y al descenso del desempleo, así como al crecimiento, a la vez, de los puestos de trabajo. Destacan igualmente que la aceptación social de los inmigrantes también ha aumentado claramente y que los alemanes han comprendido en su mayoría que mantener en sus actuales niveles la competitividad de la industria nacional depende en un buen grado de que puedan reclutarse en el extranjero los técnicos que faltan en el país.

En ese sentido, el instituto advierte de que Alemania necesita esa inmigración para sobrevivir, ya que hasta 2050 la población en edad laboral se habrá reducido en 11 millones de personas, frente a los 41 millones que actualmente tienen trabajo, y eso aunque el país reciba hasta mediados de siglo 200.000 inmigrantes más al año.

Pero no es oro todo lo que reluce. El instituto berlinés lamenta que exista un número importante de inmigrantes altamente cualificados que no realizan un trabajo adecuado a su formación y que muchos otros ciudadanos de origen extranjero transmiten su baja formación a sus hijos. Es el caso, sobre todo, de los inmigrantes de origen turco, unos 2,5 millones, de los que sólo uno de cada cuatro nacidos en Alemania consigue acabar la enseñanza superior escolar, frente al 43% de los alemanes. Junto con los inmigrantes de origen alemán llegados del Este de Europa al desaparecer el Telón de Acero, los turcos son quienes presentan más problemas de integración.

En el polo opuesto los asiáticos, cuyos hijos tienen un 30% más de éxito escolar y educativo que los propios alemanes. Y también hay una excepción entre los turcos. La gran mayoría de los jóvenes de ese origen que acaban el colegio y pueden acceder a la universidad son mujeres. Por regla general son las mujeres de entre los inmigrantes las grandes ganadoras de la educación y, con ello, de la integración».