Apuntes

Cuatro décadas de entrega

Juan Carlos I, sólo al fallarle las fuerzas, ha ofrecido un último servicio al dejar paso a su heredero. Es la culminación a una vida de sacrificio por España

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Los españoles vivieron ayer una jornada histórica, la de más trascendencia en su ordenamiento jurídico, político y colectivo en casi 40 años. Concretamente, han sido 38 y medio los que ha ocupado el Trono un hombre que ayer decidió decir que ya basta, que las fuerzas le han fallado. Cuando ha llegado el momento de dar un paso a un lado, aún ha encontrado la ocasión de hacer un último servicio a España. El peso de la Corona lo deja caer sobre su hijo, de 46 años, el heredero y Príncipe de Asturias mejor preparado de la historia de la monarquía española, llena de sobresaltos y violentas interrupciones.

Con este paso, culmina cuatro décadas, más las dos precedentes, al menos, de entrega absoluta a la unidad de España. Al margen de las ideas de cada cual, nadie puede negarle que fue capaz de conseguir acuerdos de mínimos entre todas las partes, desde todas las sensibilidades ideológicas y territoriales para propiciar el más largo y fructífero periodo de paz que haya conocido España. Nunca progresó tanto esta nación como en el último cuarto del siglo XX, cuando recuperó atrasos históricos y se integró de forma ya irreversible en la Europa que siempre le había mirado de reojo, con desconfianza y condescendencia.

Si ahora no es así, si España se mide con los países más desarrollados del mundo de igual a igual es gracias a un hombre que ha dejado toda su vida, sus mejores años y su salud en el empeño de conseguir la unidad de un país acostumbrado a vivir en la convulsión, paralizado en un conflicto permanente de forma histórica.

Ahora le queda a su hijo el monumental reto de mantener esa inercia de sensatez y consenso, de diálogo y acuerdo. No será fácil.