ESPAÑA

Rubalcaba cede a la presión de los barones para poner la alfombra roja a Susana Díaz

Elimina el límite máximo de avales que puede recoger cada candidato a la secretaría general, lo que facilita a la andaluza apabullar con su fuerza

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Va a ser difícil que haya más de dos candidatos a la secretaría general del PSOE. Los cambios acordados en el procedimiento que había planteado Alfredo Pérez Rubalcaba para permitir que sean todos los militantes, y no sólo los delegados, los que designen a su futuro líder limitan, en la práctica, la posibilidad de opciones a priori minoritarias. Los barones que trabajan para que Susana Díaz, sustituya a Alfredo Pérez Rubalcaba en el congreso extraordinario convocado para el 19 y 20 de julio han logrado que no haya un límite en el número de avales que a cada uno de los aspirantes le está permitido recoger. Y eso significa que una única persona podrá copar, si es que es capaz, más de la mitad de los apoyos necesarios para así dejar fuera a la competencia. Es lo que hizo la hoy presidenta de la Junta de Andalucía en sus primarias exprés de hace un año.

El borrador que se había enviado desde la secretaría de Organización del PSOE a las federaciones, el pasado viernes por la noche, establecía que para optar a la sucesión sería necesario un límite mínimo del 5% de avales -equivalente al respaldo de unos 10.000 militantes- y un tope máximo del 10%, a fin de facilitar la concurrencia. Esos porcentajes son los que el partido fijó durante la Conferencia Política de noviembre para los aspirantes a las primarias abiertas, ahora aparcadas. Pero lo que a todos pareció bien en aquel cónclave, es visto en estos momentos como una «aberración». «No estamos eligiendo a un cartel electoral sino a la persona que tiene que liderar el PSOE», argumentan los barones que han presionado por este cambio.

Que Susana Díaz anuncie su candidatura una vez la ejecutiva de hoy dé el visto bueno a ese nuevo esquema está aún por ver, pero lo que es un hecho es que la fórmula facilita lo que ella siempre ha pretendido: la aclamación. Los socialistas andaluces han dejado claro durante toda la semana que su jefa de filas sólo se presentará al congreso si tiene garantizada la unanimidad.

El éxito del movimiento realizado por el diputado vasco Eduardo Madina para forzar el voto directo de las bases hacía más difícil ese paseo militar de la dirigente andaluza. Pero ahora las cosas vuelven a complicarse tanto para Madina, que probablemente logrará los avales requeridos pero puede quedar arrinconado si los aparatos hacen una demostración de fuerza, como para el diputado madrileño Pedro Sánchez, que se planteaba luchar por la secretaría general, o para José Antonio Pérez Tapia, el portavoz de Izquierda Socialista que el sábado anunció ya su candidatura. Carme Chacón comunicó ayer en una carta abierta que renuncia y que se reserva para las primarias tras denunciar, una vez más, «maniobras que han contribuido a la ceremonia de la confusión».

«No podemos permitirnos ir a un nuevo congreso fallido como el que eligió a Rubalcaba», repiten una y otra vez los secretarios regionales embarcados en la 'operación Díaz' para justificar su postura. El caso es que ni siquiera en un cónclave tradicional hay cancha libre para dejar sin posibilidades a los contrincantes. El reglamento interno -convertido, por otro lado, en papel mojado, desde el momento en el que se aceptó dar el voto a la militancia- marca un techo del 30% de avales.

Es muy probable que la cesión de Ferraz genere controversia entre los propios miembros de la dirección del partido, entre los que se encuentra Madina. Pero, en realidad, aquí se ha dado el brazo a torcer por todas las partes. Hay integrantes de la ejecutiva, que además son barones, como Patxi López o Emiliano García-Page que consideran que aprobar el voto directo de los militantes por las bravas -no ya sin pasar por un congreso, que sería lo procedente, sino sin ni siquiera convocar un comité federal- es «chapucero» y genera enorme inseguridad jurídica.

Dificultades

Rubalcaba quería un acuerdo que no era nada fácil en torno a esta cuestión y con este cambio, negociado entre los secretarios de organización regionales y Óscar López desde la dirección federal, parece haberse logrado. Al menos, así se responde a lo reclamado por Andalucía, por la Comunidad Valenciana, y por la Comunidad de Madrid -las que más numerosas- y otras federaciones que se habían unido en una acción concertada para evitar que el congreso se les vaya de las manos a los aparatos, con más capacidad de influir en un procedimiento de voto delegado. La alternativa era que se rompiera la baraja porque los críticos con el documento original de Ferraz argumentan que «lo normal habría sido coger el documento y hacerlo todo de nuevo».

Hay más cambios propuestos por esta coalición de federaciones. Quieren que la consulta a la militancia, para la que se barajan las fechas del 28 de junio o el 6 de julio, se realice el mismo día en el que han de elegirse los delegados a un congreso que, en realidad, no hará más que ratificar el resultado de ese referendo. «No podemos pretender hacer ir a votar dos días en pleno verano, con el mundial de fútbol en marcha a la gente», dicen. Y algo más, que Rubalcaba acepta: el congreso 'paripé' se abrirá dando lectura al resultado de la votación de las bases y se pedirá a los delegados que se ratifique lo decidido por estas.