MUNDO

La brutal represión ensucia los comicios

Más de un millar de muertos y unos 41.000 presos jalonan la hoja de ruta impuesta tras el golpe de Estado

EL CAIRO. Actualizado: Guardar
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Abdelfatah el-Sisi será investido presidente el mes que viene y cerrará así una fase más de la hoja de ruta impuesta tras el golpe de Estado liderado por él mismo -y apoyado por una parte importante de los egipcios-. Pero el país avanza por el camino marcado por los militares, denuncian sus críticos, inmerso en una de las peores olas de represión de las últimas décadas, que ha amordazado a la oposición, ha dejado en torno a 41.000 presos y más de un millar de muertos desde el pasado verano.

«El proceso democrático no se puede alcanzar a expensas de los derechos humanos», criticaba ayer la ONG Democracy International, que ha desplegado una misión de observación en estos comicios, y que pidió al Gobierno egipcio que «tome acciones de inmediato para acabar con la exclusión política y la intimidación que han caracterizado este proceso».

El-Sisi cuenta con un apoyo amplio entre la población, pero el clima de arrestos entre políticos, periodistas, estudiantes y movimientos de oposición -los Hermanos Musulmanes han sido declarados grupo terrorista y el movimiento 6 de Abril, uno de los instigadores de la revolución de 2011, ha sido ilegalizado-, ha silenciado a la disidencia.

Aunque el descontento de sectores de la sociedad egipcia es tangible, las manifestaciones masivas parece que han pasado a formar parte del pasado después de la aprobación a finales del año pasado de una draconiana ley de protestas. «El-Sisi ha aprendido de los errores de (Hosni) Mubarak y jamás permitirá una revuelta como la que desembocó en la revolución», lamentaba esta semana Ahmed Said, un egipcio que optó por el boicot.