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Honores a los químicos medioambientales
El investigador castellonense del CSIC asegura que el objetivo es «conseguir una química más sostenible» El español Avelino Corma, Mark E. Davis y Galen D. Stucky reciben el Príncipe de Asturias de Investigación Científica
Actualizado: GuardarReducir las emisiones contaminantes de vehículos y fábricas o mejorar la depuración del agua. «El objetivo final es conseguir una química más sostenible y más compatible con el medio ambiente», afirma Avelino Corma, científico español, químico, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y, desde este miércoles, flamante Premio de Asturias de Investigación Científica y Técnica. Galardón que ha compartido con dos colegas estadounidenses: Mark E. Davis y Galen D. Stucky. El jurado dio su bendición a esta terna por la apertura de nuevas líneas de trabajo de estos tres científicos en diferentes ámbitos relacionados, sobre todo, para mantener el mundo que nos rodea y en la creación de nuevos materiales como los microporosos y los mesoporosos.
Unos objetos minúsculos. Los primeros se caracterizan por poseer una estructura con poro de diámetro inferior a 2 nanómetros, entre los que se encuentran las zeolitas, unos aluminosilicatos naturales o artificiales de extraordinarias propiedades absorbentes y que sirven como catalizadores industriales. Los segundos tienen poros de hasta 50 nanómetros de diámetro y abarcan sustancias como diversos tipos de sílice, alúmina u óxidos de diferentes elementos mecánicos.
Corma, miembro de la Royal Society del Reino Unido y que ha obtenido la Gran Medalla de la Academia de las Ciencias Francesas, ha centrado su línea de investigación en la catálisis heterogénea, es decir, cuando el catalizador es de diferente composición -líquido, aceitoso, gas o solido- que los reactivos. El investigador está focalizado en los campos del refino de hidrocarburos y derivados de la biomasa y química fina. «Este galardón representa un reconocimiento a la química española. Es un premio a la labor silenciosa y constante, al esfuerzo, y supone un acicate para seguir trabajando más, si cabe, en esta apasionante profesión», afirmó el premiado nada más conocer la noticia.
«Avelino ha apostado mucho por una investigación de calidad. Además, ha dado un paso más, y ha querido que sus avances lleguen a la sociedad a través de patentes y de licencias a empresas. Representa la investigación pública que llega a la sociedad a través de la transferencia de conocimiento», agregó un contentísimo Emilio Lora-Tamayo, presidente del CSIC, ya que este premio supone un importante espaldarazo al conjunto de los científicos españoles en tiempos de crisis. «Nuestra investigación se caracteriza por la originalidad, la voluntad y la capacidad para aportar al conocimiento básico en nuestro campo y el poder convertir esta investigación fundamental en aplicaciones industriales», indicó Corma, uno de los 25 mejores químicos del mundo.
Nacido en Moncofar (Castellón, 1951), Corma estudió Química en la Universidad de Valencia, se doctoró en la Universidad Complutense de Madrid (1976) y realizó estudios postdoctorales en el Departamento de Ingeniería Química de la Queen's University de Canadá. Ha publicado más de 900 artículos en revistas nacionales e internacionales, es autor de 120 patentes, una docena de ellas aplicadas a procesos comerciales, y ha escrito tres libros. Vinculado al CSIC desde 1979, Corma desarrolla desde 1990 su labor científica en el Instituto de Tecnología Química, centro mixto del CSIC y la Universidad Politécnica de Valencia.
Sus dos compañeros de galardón desarrollan sus pesquisas científicas en California. Mark E. Davis (Ellwood City, EE UU, 1955) comenzó a trabajar en el campo de las zeolitas en Virginia. Además, investigó en el campo de los biomateriales y, poco después, su mujer sufrió un cáncer de mama, lo que le llevó, tras conocer los efectos de la quimioterapia, a dirigir sus esfuerzos hacia la búsqueda de nuevas vías de administrar las terapias contra el cáncer de manera más específica.
Por su parte, Galen D. Stucky (McPherson, 1936) figura en la vanguardia de la demostración de cómo los materiales porosos pueden ser selectivamente convertidos en las morfologías deseadas para aplicaciones ópticas, de catálisis y de separación. También ha desarrollado estudios 'in vivo' de biomineralización que, actualmente, está aplicando a la síntesis de materiales in vitro. Sus actuales líneas de investigación tienen como objetivo general el diseño y síntesis de nuevos materiales. En 2008 recibió un premio del Departamento de Defensa de su país por el desarrollo de una gasa coagulante que ayudó a salvar la vida de soldados con heridas severas en Irak y Afganistán.