El Gobierno restriega al PSOE su hundimiento en las elecciones
MADRID. Actualizado: GuardarEl Gobierno utilizó el primer debate parlamentario tras los comicios europeos para ahondar en la herida y restregar al PSOE la profunda crisis en la que está sumido el primer partido de la oposición por unos resultados que los propios socialistas han calificado de muy malos y que ha llevado a la convocatoria de un congreso extraordinario para cambiar a la dirección del partido.
La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, usó la excusa del debate sobre la reforma de la jurisdicción universal aprobada por los populares para espetar a la portavoz socialista, Soraya Rodríguez, que «ustedes hacen una cosa en el Gobierno y otra en la oposición, no les cree nadie, y así están ustedes como están». Ante las protestas de la bancada socialista y los gritos de que el PP y el Ejecutivo también han sufrido un fortísimo correctivo de los votantes, Santamaría respondió irónica: «Ya les gustaría estar como nosotros».
Fue la primera andanada de los populares contra los socialistas por los resultados electorales que no tuvo contestación de Rodríguez en el pleno, pero sí después en los pasillos del Congreso. La portavoz del PSOE recomendó al PP que abandone el discurso de la supuesta victoria electoral porque para todo el mundo es evidente que aunque fuese el partido más votado sufrió «un descalabro» y «una derrota» de las mismas dimensiones que los socialistas -ambos se dejaron 2,5 millones de votos-, con el añadido de que «perdió el respaldo de la mayoría social» para su acción de Gobierno. La diputada aseguró que la única diferencia entre un partido y el otro es que los socialistas han admitido el castigo de los electores y han asumido responsabilidades políticas, por lo que todos los focos se han centrado en su crisis, mientras que los populares actúan como si tras caer 16 puntos no pasase nada.
El rifirrafe se produjo en una sesión de control deslucida por la falta del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que estaba en Bruselas con el resto de los máximos gobernantes europeos, y del todavía jefe de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, que tampoco acudió.