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Rajoy desoye la petición de sus barones y elude toda autocrítica
Cospedal cree que, pese al voto de castigo recibido, podrán recuperar los millones de apoyos perdidos antes de las generales
MADRID. Actualizado: GuardarNi motivos para la autocrítica ni fin del bipartidismo. Estas son las dos ideas que más recalcó Mariano Rajoy durante su intervención ante el comité ejecutivo nacional del PP que se celebró ayer por la tarde en Madrid. El presidente del Gobierno rehusó hacer cualquier tipo de contricción por los 2,5 millones de votos perdidos con respecto a las elecciones europeas de 2009 y 6,7 millones respecto a las generales de 2011. Se aferró a una obviedad que considera esencial. «Hemos ganado las elecciones por delante del PSOE y a mucha distancia de los terceros», remachó. Además, calificó de «disparate» cualquier intento de extrapolar los datos del domingo con unas elecciones generales.
La posición de Rajoy contrasta con la de varios de sus barones autónómicos que expusieron la necesidad de asumir y corregir los errores cometidos. Esperanza Aguirre y Luis Ramón Valcárcel, presidentes del PP en Madrid y Murcia, lo hicieron dentro de la reunión, mientras que Alberto Fabra y Pedro Sanz, máximos dirigentes de la Comuniad Valenciana y de La Rioja, trasladaron su inquietud a los medios de comunicación antes de la cita en la sede de la calle Génova de Madrid. Aguirre llegó a reclamar la necesidad de cambios «internos y externos» en el partido, mientras que Sanz indicó que los ciudadanos tienen derecho a protestar, «sobre todo cuando les hacen daño». Fabra abogó por hacer «una profunda reflexión» y no escondió su preocupación por los resultados en Valencia, donde el PP se ha dejado en el camino la mitad de los votos que obtuvo en los anteriores comicios europeos.
María Dolores de Cospedal sí empleó el término autocrítica, pero no para aplicarla a las políticas del PP sino a la manera de trasladarlas a los ciudadanos. «La comunicación es nuestra asignatura pendiente», reconoció. La corrupción o el 'caso Bárcenas' apenas merecieron una mención de pasada.
La secretaria general del PP trasladó un anuncio que hizo el propio Rajoy a la dirección popular, la puesta en marcha de un plan de dinamización del partido y del Gobierno para recuperar la confianza perdida entre sus fieles de cara a los comicios autonómicos y locales que se celebrarán dentro de un año.
Se trata de una tarea de pedagogía para exponer de manera más clara al ciudadano por qué el Gobierno tomó decisiones que no había prometido, como la subida de impuestos, pero sobre todo para incidir en que la recuperación económica y la creación de empleo que llegarán en los próximos meses son frutos de la acción del Gobierno y del sacrificio de los españoles. Una fórmula que han ensayado durante los 15 días de campaña, pero que quedó desdibujada tras el comentario machista de Miguel Arias Cañete.
Cospedal respondió a la necesidad de relevos en el partido que planteó Aguirre e insistió en que antes de tomar cualquier decisión llevarán a cabo un exahustivo análisis de los resultados. Al hilo de esta reflexión hizo una advertencia que puede poner nervioso a más de un mandatario regional del PP. Una vez que desmenucen los motivos de este retroceso, el PP adoptará «todas las decisiones pertinenes en los ámbitos nacional, autonómico y local». Esto supone que Rajoy puede revisar a lista de candidatos del PP para las autonómicas y locales.
Voto de castigo
Cospedal asumió que, pese a las llamadas a votar que hicieron durante la campaña electoral para evitarlo, sus fieles les han castigado, pero con un matiz importante. «Se han ido a la abstención, pero no han votado a ninguna otra fuerza política», remachó.
La también presidenta de Castilla-La Mancha no comparte la tesis de que la fragmentación del voto en las europeas, hasta diez fuerzas han conseguido al menos un europarlamentario, suponga el ocaso de la hegemonía de PP y PSOE. «Hablar del fin del bipartidismo en España es precipitarse porque no es real», enfatizó. Argumentó que los españoles siguen considerando a las elecciones europeas propicias para apoyar a formaciones que no votarían en otro tipo de comicios.
Sí mostró abiertamente su preocupación por el auge de formaciones como Podemos. Lamentó el apoyo que han tenido fuerzas como la que dirige Pablo Iglesias, de la que, dijo, sólo se conocen sus quejas por la situación actual de crisis, pero ninguna propuesta para solucionar este problema.