Un periodista español, clave en la gestación de la cita
JERUSALÉN. Actualizado: GuardarEn el vuelo papal viajaba el sábado un periodista desconocido entre los que habitualmente siguen al pontífice, pero Francisco, al pasar a saludar a la prensa, se entretuvo con él en dos ocasiones y exhibió una sorprendente complicidad. Hablaron de algo que tenían entre manos y al final Bergoglio, a la vista de los presentes, dijo que, de acuerdo, «entonces dentro de dos semanas». Los periodistas pensaron que se trataba quizá de alguna entrevista, pero la intensa jornada de ayer colocó esa curiosa charla en su contexto. Henrique Cymerman, un rostro conocido en España como corresponsal de Antena 3 en Jerusalén, y que también lo es de 'La Vanguardia', estaba en realidad cerrando con el Papa los detalles del histórico encuentro que celebrarán los presidentes israelí y palestino en el Vaticano.
En un céntrico hotel de Jerusalén, Cymerman confirmaba ayer esta increíble historia, aunque subraya que en ningún caso él es el único artífice. Pero sí una pieza importante. Todo comenzó en abril de 2013, cuando estaba dando una conferencia en Buenos Aires a la que asistió el rabino Abraham Skorka, amigo del Papa. Cymerman, de 55 años, judío nacido en Portugal, de madre española y padre polaco, lleva 30 años informando de Oriente Medio y conoce muy bien el conflicto. A Skorka le causó una buena impresión y se acercó a hablar con él. En fin, le propuso encontrar al Papa, que acababa de ser elegido en marzo. Es un detalle que confirma cómo Bergoglio se puso manos a la obra.
La entrevista fue el 13 de junio, en la residencia de Santa Marta, en el Vaticano. «Francisco fue muy directo y me preguntó: '¿Qué puedo hacer yo por Oriente Medio?», cuenta Cymerman. «Lo primero, ir allí», le sugirió. El presidente israelí, Simon Peres, había estado en abril en el Vaticano y le había invitado a Israel, pero el Papa también quería ir «al otro lado». El reportero, con buenos contactos en ambas partes del conflicto, agarró el móvil y marcó el número de un asistente del presidente palestino, Mahmud Abbas: «Hola, soy Cymerman, estoy en el Vaticano...». Y cerró el asunto. En ese momento el Papa le fichó entre los suyos.