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Mucho circo y poco pan
Un grafiti en una escuela de Sao Paulo contra el Mundial de Fútbol inunda las redes sociales en Brasil, un país harto del despilfarro de la Copa
Actualizado: GuardarBrasil es mucho más que fútbol y samba. El hartazgo por el despilfarro de los Mundiales se refleja en la creciente impugnación de un evento en un país con grandes desequilibrios sociales. Ante la consigna de pan y circo, los brasileños no ven por ninguna parte ni las migas. Prueba de la irritación que subleva a la población es que un grafiti contra el acontecimiento deportivo se ha convertido en el icono que corre como la pólvora por las redes sociales. La imagen representa a un niño negro que llora con desconsuelo y que tiene ante sí un plato en el que solo hay de comida un balón de fútbol.
El artista Paulo Ito, autor de la pintura, es ya todo un fenómeno viral en cuya difusión han participado además medios como 'The Huffington Post' o la revista estadounidense 'Slate', entre muchas otras publicaciones.
El grafiti está pintado en el muro de una escuela en el barrio de Pompeia (Sao Paulo) y su autor, que lleva 14 años en el oficio de plasmar las calles y el color de la ciudad, no esperaba la repercusión que está teniendo. «Para mí, la Copa es una buena oportunidad de exponer al mundo los problemas de Brasil y, quién sabe, provocar un mínimo de vergüenza en la cara de nuestra clase política, tan apática», declara Paulo Ito a la agencia AFP.
Los Mundiales supondrán un coste para las arcas públicas de 8.070 millones de euros, lo que ha concitado numerosas protestas callejeras. Los manifestantes exigen que esa inversión se traduzca en más y mejores prestaciones sociales. «Lo que yo quería era crear material que llamara a la reflexión, que tenga contenido. No tuve la intención de atacar a nadie específicamente, pero sí de exponer una situación», alega Ito.
Si bien es cierto que el movimiento de los indignados contra los fastos deportivos ha perdido fuelle, el año pasado logró que salieran a la calle un millón de personas. La capacidad de convocatoria de los organizadores se ha resentido, aunque las protestas se han vuelto más violentas.
Para Ito, el grafiti conecta con el inconsciente colectivo de un pueblo hastiado con la imagen que se ha ofrecido de él, interesado solo en la fiesta del gol y los desfiles de carnaval. La que era considerada la gran esperanza blanca de América Latina por ser una potencia emergente está viendo cómo su crecimiento se ralentiza. A la vista de que otra vez parece hacerse realidad el cuento de la lechera, era inevitable que aflorara el malestar. A medida que se acerca la celebración de la Copa de Mundo, que tendrá lugar entre el 12 de junio y el 13 de julio, la crispación y las huelgas sacuden el país. Policías, profesores y conductores de autobuses aprovechan estos días para elevar el tono de sus protestas, sabedores de que sus proclamas adquieren mayor resonancia. «Siento que muchos vean la pintura como una imagen triste, aunque la base de ella sea el humor», arguye Ito.
Sao Paulo es la ciudad más rica de Brasil y acogerá el partido inaugural del Mundial el 12 de junio. Camino al estadio Arena Corinthians, otro grafiti, de 4 kilómetros, está siendo preparado como homenaje a la 'seleçao'.