ESPAÑA

El PSOE espera rentabilizar el desgaste del PP en sus feudos electorales

La dirección socialista asegura que ningún resultado alterará el calendario interno de las primarias en noviembre

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Valencia por la mañana, Madrid por la tarde y Sevilla por la noche. Los emplazamientos escogidos por el comité electoral del PSOE para el cierre de campaña de su número uno al Parlamento Europeo, Elena Valenciano, no son casuales. El primer partido de la oposición cree que la movilización en las tres comunidades autónomas de las que esas ciudades son capitales pueden resultar determinantes mañana para su victoria -bastaría estar un punto por delante del PP- o su derrota. En ellas aspira a encontrar los votos que le permitan contrarrestar el presumible e importante declive del PSC, el partido hermano en Cataluña.

Es la teoría de la «España bimotor», como gráficamente la llaman en la sede de la calle Ferraz de Madrid. En las europeas de 2009, cuando según el relato que ahora hace el PSOE se inició la ola de cambio que acabó dando la victoria al PP en tres convocatorias electorales seguidas, los socialistas aún sacaron 350.000 sufragios de ventaja al PP en Cataluña, gobernada por un ya desgastadísimo José Montilla en coalición con Esquerra Republicana e Iniciativa.

En Andalucía, su otro gran pilar electoral , la ventaja fue de 265.000 votos, pero los populares les superaron en casi 600.000 papeletas en la suma de la Comunidad Valenciana y la Comunidad de Madrid. Y, en el conjunto de España, la formación de Mariano Rajoy se plantó con algo más de medio millón de papeletas por delante.

Ahora, la erosión de los populares es visible en sus grandes graneros de electores y, en Andalucía, con la llegada de Susana Díaz al Gobierno autonómico y a la secretaría general del partido, ha revitalizado, según las encuestas, a los socialistas. Hay quien habla de hasta nueve puntos de ventaja en esa comunidad sobre los populares.

Sin embargo, en la dirección del PSOE no se llaman a engaño. Durante toda la campaña electoral han mantenido viva la idea de que la batalla con el partido gubernamental está en un puñado de votos para inocular entre sus propios cuadros el ansia de pelea con el adversario que más les motiva. Es con el partido de Rajoy con el que se medirán la propia noche electoral, pero los socialistas tienen otros muchos frentes abiertos.

El enfado de los ciudadanos con los políticos afecta en mayor medida a quienes han desempeñado responsabilidades de Gobierno. Así que son concientes de que muchos de sus exvotantes optarán por la abstención o incluso buscará refugio en formaciones a su izquierda. Más aún en unas elecciones al Parlamento de Estrasburgo que, como admitía esta misma semana un miembro del comité electoral, nunca han sido buenas para el PSOE. Ganaron las primeras europeas, en 1989, pero después todo han sido derrotas, salvo en 2004, cuando se hicieron con el triunfo por tan sólo un escaño.

Hoja de ruta

El discurso, en caso de que esta vez tampoco el resultado sea bueno, ya está construido. Pase lo que pase, tras estas elecciones se abrirá en el PSOE un periodo de debate interno. Las elecciones primarias para elegir al próximo candidato a la Presidencia del Gobierno están fijadas para noviembre y en el aparato aseguran que nada ni nadie alterará ese calendario pactado por Alfredo Pérez Rubalcaba con todos los barones del partido y bendecido en un comité federal.

La dirección de los socialistas hará caso omiso a si pierde diez o doce puntos en porcentaje de voto respecto a hace cinco años. Un escenario que ni se plantean en el PSOE. Su parámetro es lo que obtenga el PP. Y su venda, antes de conocer el tamaño de la herida (o si la habrá) es la siguiente: «Hace apenas dos años nos quedamos a 16 puntos del Partido Popular y hemos logrado recortar ».

Esos son los planes de la dirección. Habrá que ver lo que dicen en caso de una severa derrota, algo que no entra en los cálculos ni del socialista más pesimista, los barones y los precandidatos a las primarias.