Las asesinas de León denuncian que la Policía las engañó para confesar
Piden anular las pruebas porque dos agentes se hicieron pasar por amigos de su marido y padre para sonsacarles la culpabilidad
MADRID. Actualizado: GuardarMontserrat González y Triana Martínez, madre e hija acusadas del asesinato de la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco, presentaron ayer un escrito ante el juzgado en el que solicitan que se anulen las pruebas en su contra. En la petición alegan que fueron engañadas por la Policía durante el interrogatorio al que fueron sometidas antes de ser puestas a disposición judicial.
Ambas mujeres afirman que durante los dos días que permanecieron en las dependencias de la comisaría de la Policía Nacional de León, dos agentes, que dijeron ser de Burgos, hablaron con ellas sin presencia de su abogado de oficio, primero por separado y después con las dos juntas. Durante estas conversaciones, los agentes les habrían asegurado que eran amigos de su marido y padre, el inspector jefe de Astorga, Pablo Antonio Martínez, y que este les había enviado para ayudarlas. Así, las habrían convencido para preparar su declaración sin la presencia de sus letrados.
El supuesto engaño habría ido más allá, según denuncian Montserrat y Triana. Sostienen en su escrito que les prometieron que la hija quedaría en libertad y que la madre cumpliría muy pocos años de prisión gracias a la elaboración de un falso informe forense. También, según su versión, la pareja de policías les habría prometido liberar de toda sospecha a Raquel Gago, la agente municipal a la que, según la investigación, Triana entregó el arma con que su madre disparó a la presidenta de la Diputación. Los policías habrían dicho que harían desaparecer la pistola arrojándola a una alcantarilla. Tras escuchar la falsa oferta, confesaron su autoría.
Una pastelería de coartada
Mientras las principales acusadas por el asesinato de Carrasco intentan invalidar las pruebas en su contra siguen conociéndose más detalles de la investigación. Montserrat y Triana acudieron varios días durante la semana anterior al crimen a la misma pastelería del centro de León, supuestamente para construirse una coartada. La Policía cree que pretendían parecer clientas asiduas para justificar su presencia en las inmediaciones de donde se cometió el asesinato. Cuando fueron detenidas ambas arguyeron que estaban en la zona para comprar pasteles aunque ese día, un lunes, casualidad, el comercio estaba cerrado por descanso.
Con los datos recabados la Policía considera que existen suficientes pruebas para condenar a madre e hija. No obstante falta por aclarar el papel de Gago en la planificación y ejecución del asesinato.