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Condenan a Mubarak a tres años de prisión por malversar fondos públicos

EL CAIRO. Actualizado: Guardar
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Durante años, Hosni Mubarak y sus dos hijos Alaa y Gamal renovaron y decoraron sus mansiones privadas a costa del erario público, que pagó desde frigoríficos hasta jacuzzis, delicados trabajos de jardinería o la decoración de las habitaciones de los nietos del expresidente. El mandatario destronado por la revolución deberá ahora cumplir tres años de cárcel por ello, al considerar probado un tribunal que malversó fondos públicos para su beneficio.

Mubarak y sus hijos -que han sido condenados a cuatro años en este caso- están acusados en este caso de apropiarse de 125 millones de libras egipcias (casi 13 millones de euros). Se espera que tanto el exmandatario, que actualmente se encuentra en arresto domiciliario en un hospital del ejército mientras se repite el juicio en el que se le acusa de ordenar la muerte de manifestantes durante las protestas de 2011, y su familia apelen la sentencia.

El veredicto ha provocado un gran revuelo entre los defensores de los derechos humanos en Egipto, que ven con preocupación cómo activistas como Ahmed Maher han sido condenados a la misma pena o a otras superiores por manifestarse pacíficamente pero sin permiso. Ayer mismo, 54 supuestos seguidores de los Hermanos Musulmanes fueron condenados en Mansura a cadena perpetua y otro centenar, entre ellos muchos estudiantes, a penas de prisión por actos de protesta y violencia tras el golpe del verano.

Hacer justicia

La más que posible victoria la semana que viene en las presidenciales de otro hombre que, como Mubarak, procede del 'establishment' egipcio, el exmariscal Abdelfatah el-Sisi, alimenta el temor a que jamás llegue a hacerse justicia por los abusos cometidos en los últimos 30 años.

El caso juzgado ayer arroja luz sobre el estilo de vida de los Mubarak y las inercias que se generaron en torno a palacio. Según la investigación llevada a cabo por uno de los pocos medios independientes que quedan en Egipto, 'Mada Masr', tanto el 'rais', como su esposa Suzanne, sus hijos y sus nueras -todos ellos con unas más que saneadas cuentas corrientes-, cargaban hasta el último detalle de las reformas a las cuentas públicas. Las obras, que se notificaban como mantenimiento de las antenas de telecomunicaciones del presidente, las realizaba casi siempre Arab Contractors, la mastodóntica empresa pública de construcciones, que durante esos años dirigía el ahora primer ministro Ibrahim Mehleb, que no ha sido imputado.